Yo en cuanto yo, tal vez no exista, tal vez sea una sumatoria de cosas, que me producen el registro del Yo, un Yo que no cambia, como si fuera una unidad. Pero si en cambio empiezo a descubrir que ese yo es cambiante, y determino también que si este Yo cambia, no tiene permanencia, es ilusorio, es una sumatoria de cosas, es memoria, es imagen, es recuerdo, es proyecto, pero no es una cosa.
Pero yo creí hasta ahora que mi Yo es permanente. Y cuando digo Yo soy el centro del mundo (risas) y lo digo Yo. Ese es el registro de lo universal en mí. Bueno, no es así! (risas). Pero claro, no mortifiquemos a la gente, para qué habríamos de mortificar a la gente?. Porque si ese Yo es ilusorio todas las cosas que creo... bueno, también son un poco ilusorias y todas las cosas por las que sufro también soy un poco ilusorias.
Pero no mortifiquemos a la gente porque si lo que creo, lo que pienso y lo que siento es ilusorio y si mis sufrimientos son también ilusorios, esto que estamos diciendo no ayuda a la gente. Entonces cuando me preguntas por eso yo le escapo a esa pregunta (risas) porque crea muchos problemas, pero de todos modos un pequeño trabajo por preguntarme a mí mismo quién soy yo, me hace reflexionar por cosas que no son tan permanentes, tan seguras, tan inconmovibles y me hace pensar sobre el sentido, pero sin mortificarse, suave, suave.
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