La gente medita como puede. Vamos a ver que no es meditación. Meditación no es concentración.
¿Qué es concentración?. Concentración es la fijación de la atención en un punto fijo. Ese es el punto. Yo represento ese objeto; ese objeto puede aparecer o puede desaparecer.
Tres características tiene ese objeto que represento: una es brillo, otra es la permanencia (el objeto está o desaparece) y la tercera es la selección.
Se dice que tengo buena concentración cuando las tres características del objeto están presentes: fuerza en la representación, fijeza y selección correcta.
Pero esas tres tienen que ver con la fijeza del objeto: concentración es la fijación de la atención en un objeto. Pero también es concentración el esfuerzo que hago por fijar la atención en un objeto.
Así que podría ser que mi objeto desapareciera o apareciera, pero como estoy esforzándome en concentrarme en el objeto, estoy atendiendo a mi atención, en cuyo caso me estoy concentrando sobre mi atención y no ya sobre el objeto.
A su vez la concentración sobre la atención admite tres formas:
Puedo observar que mi atención varía, es decir, no tiene adhesión suficiente; puede ser que ahora me despreocupe de la atención y aparezca un recuerdo que no tiene nada que ver, en cuyo caso está faltando la selección de la atención sobre la atención; puede ser que también tenga mucha debilidad mi pensamiento, en cuyo caso está faltando la fuerza de la atención sobre la atención.
Ahora un tercer paso, me doy cuenta de lo que pasa con mi atención. Estamos tratando de distinguir entre meditación y aquello que no lo es. Hemos dicho que no es meditación la concentración, y hemos dicho que cosa es la concentración.
La concentración es la referencia de la atención sobre un objeto.
Hemos dicho que esa atención sobre un objeto admite tres formas.
Pero a su vez la atención sobre la atención admite otras tres formas.
Quiero que adviertan una cosa. Una cosa es el objeto que veo, otra es el objeto que represento y otra es el mecanismo atencional que se refiere al objeto que represento.
Y una tercera cosa en profundidad es la atención que se refiere a la atención.
Esos son los distintos grados de profundidad de la concentración.
Eso no es meditación.
Cuando pongo la atención sobre un objeto, observo que hay tres formas: brillo, permanencia y selección, y que esas cosas varían.
Cuando no me preocupo por la fijeza del objeto y dejo que el objeto, sin que se escape, cambie, fluctúe en mi conciencia, incluso se modifique en sus características, pero mantengo todo esto unido en la conciencia, ese no salirme del tema aunque el objeto cambie, eso es en general meditación.
Para que la meditación pueda funcionar, es necesario que tenga una propuesta.
No puedo meditar sobre cualquier cosa, de tal modo que el objeto se me pierda. Tendré que fijar los límites de la meditación, el objetivo de la meditación.
¿Cuál es la diferencia entre la divagación y la meditación?.
La divagación procede por asociaciones libres de tipo mecánico y no tiene una dirección.
¿Podría haber meditación que procediera también por asociación?.
Por supuesto que podría, siempre que tuviera un hilo conductor y un objetivo.
Habiendo fijado los límites de la meditación - la propuesta de un objetivo y un hilo conductor de las asociaciones -, debemos admitir a su vez en la meditación distintas formas.
Por ejemplo puedo meditar sobre un problema. Si yo me concentrara sobre un problema, ese problema no podría resolverlo, no tendría dinámica.
Si yo me concentro en esta propuesta: dos por dos igual ..., y suspendiera mi atención en esa fórmula, no podría dar la respuesta, que es: cuatro, porque para eso tendría que darle dinámica, dejar en movimiento a mi pensamiento.
Pero si me concentro en el dos por dos, no hay solución posible; es falso que la concentración pueda resolver alguna pregunta, porque la naturaleza de la concentración es fijar la atención en un punto inmóvil.
Y si fijamos la atención no hay dinámica, por lo tanto no hay solución al problema.
¿Para que puede servir la concentración?. Tal vez puede servir como ejercicio para educar la atención.
Estábamos hablando de las distintas formas de la meditación y vemos muchas posibilidades allí.
Por ejemplo: puedo meditar sobre un problema; veo el problema desde distintos puntos de vista; intento distintas soluciones; comparo las soluciones; etc., etc. Pero nunca me salgo de la pregunta por el problema en cuestión.
He fijado el tema y, dentro de ciertos parámetros, hago mis movimientos, buscando la solución a ese problema.
¿Que tengo fijo y que tengo móvil?. Tengo fijo el objetivo que quiero lograr, que es resolver ese problema, y tengo móvil una cantidad de procedimientos que uso para ver el problema desde distintos ángulos.
Esa es una forma, fijar el problema y tener móviles los puntos de vista.
Ustedes conocen esa forma. Empíricamente ustedes lo hacen, a veces con un método, a veces sin él. Es una forma conocida por la generalidad, así, más o menos uno procede al tratar de resolver un problema.
Pero hay una forma diferente, a la que llamamos meditación dinámica porque de ningún modo esta fijo el problema y la solución del mismo, sino que él está móvil y las asociaciones también están móviles.
Entonces uno puede decir: ¿cómo vamos a resolver algo si ni siquiera sabemos de qué se trata?.
Ese es el punto propio de las meditaciones dinámicas, y se basan en la siguiente experiencia:
“yo no sé que resistencia interna tengo, pero a poco que haga circular las imágenes en una dirección, encuentro que mis imágenes se ven frenadas o deformadas, entonces ahí sale el problema”.
De manera que yo partí sin saber cual era el problema y cual era la dirección ( ¿solución?), pero resulta que, al poner en marcha cadenas asociativas, empezaron a aparecer resistencias y al aparecer resistencias, descubrí cuales eran mis problemas.
Y al descubrir cuales eran mis problemas, los pude trabajar más ordenadamente.
Esa es la forma que nosotros usamos en las experiencias guiadas.
De manera que es una forma muy distinta la de meditación dinámica a la primera que hemos estado investigando.
Pero también hay otras formas, como las que se sugieren en la Mirada Interna: “Medita cuidadosamente y en humilde búsqueda”.
Ahí se está hablando de otras implicancias no tan frías, no tan técnicas como las que hemos estudiado, sino que habla de una disposición interna particular para meditar. Es una disposición que trabaja con la eliminación de determinadas creencias, es una disposición sin prejuicios, no sólo sobre las cosas sino sobre uno mismo. Es una disposición que achica el yo. “Cuidadosamente y en humilde búsqueda”.
Esa tercera forma de meditación tiene otras implicancias que no son sólo técnicas.
Es como si para hacer un trabajo muy cuidadoso, como si para hacer un trabajo de laboratorio, tuviera que bañarme antes y crear las condiciones de orden para que las cosas fueran bien.
Esta tercera forma de meditación implica unas condiciones previas del que medita, se preocupa por el estado en que se encuentra la persona que hace la meditación.
Entonces la cosa no está puesta sobre el objeto en el que voy a meditar, en la técnica que voy a usar. En este caso el objeto es la propuesta de un escrito.
La atención no está puesta en ese objeto a ver si yo lo entiendo, sino que está puesta en la disposición con la cual yo voy a ir hacia ese objeto.
Entonces la cosa es un poco extraña, porque ahí tengo el escrito y no me dicen que estudie el escrito, sino que me dicen que me ponga en cierta postura frente al escrito. “Cuidadosa y en humilde búsqueda”, tratando de ponerse en la meditación en un estado previo.
Un poco lo que se hace en relax, cómo para hacer una cosa interesante uno se pone en una condición previa. Aquí estamos hablando de una cosa similar, pero llevada al campo de la meditación.
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Si uno considera al guía interno un objeto, entonces es un objeto. Uno puede poner el objeto adelante, en cuyo caso la conciencia se refiere al objeto.
Pero puedo suponer una tendencia atrás de mi conciencia, que mueve a mi conciencia en una dirección o en otra.
¿Dónde pongo al guía interno?. ¿Atrás o adelante?.
De manera que digo: “el guía interno es la tendencia que impulsa mi conciencia”. Si eso es así, ¿con que percibo que el guía interno impulsa mi conciencia?.
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¿Cuáles son las condiciones de la conciencia para aparezca ese guía que está detrás?.
Si yo digo que no lo percibo a veces porque está en un nivel muy profundo, ¿cómo sé que está en un nivel profundo?.
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De manera que no tengo seguridad que el guía esté en un nivel profundo. Es posible que esté, y en determinadas condiciones de la conciencia se produzca ..., se produzca esa necesidad o esa búsqueda que a veces se siente como una presencia.
Pero la naturaleza del guía no es tan clara, y según lo dicho no importa de qué naturaleza sea porque no quiero convertirlo en objeto.
Entonces uno no debería preocuparse de si está o no en los niveles profundos, porque cuando uno quiere tomar contacto, entonces el guía está.
Entonces la pregunta no es por la naturaleza del guía.
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Puedo sentir al guía interno sin verlo. Cómo hago para recordar una música o el hambre que tenía ayer.
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Para que la meditación pueda proceder, tengo que bajar las tensiones mentales con arrastre de contenidos sino, la dirección de la meditación se desvía. Bajar la tensión mental y el arrastre de los contenidos cotidianos.
Otro recurso interesante es el de hacer silencio. Si puedo hacer silencio, por supuesto que la tensión mental baja.
Hay diferentes técnicas, pero una de las más interesantes, del mismo modo que el trabajo con el guía interno ... (interrupción).
Veamos este asunto del silencio. ¿Cómo hago silencio?. ¿Cómo hago silencio cuando quiera hacer silencio?.
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Puede hacerse silencio, pueden bajarse las tensiones mentales, tanto en el trabajo de meditación como en la vida diaria, apelando a la sensación, a la mecánica de la mente y también a una pregunta con sentido.
En todos los casos, es porque la atención esta referida a una cosa distinta a los problemas que me están creando tensión. Siempre tengo que trabajar con la atención.
Pero también vemos que cuando quiero hacer silencio no logro hacer silencio. Porque si estoy forzando para producir silencio, estoy poniendo tensión.
¿Cómo puede ser que atienda sin tensión?.
Para hacer silencio no debo preocuparme por el ruido de la conciencia. Puedo preocuparme por otros objetos, pero no debo decir “tengo que hacer silencio”.
Dijimos que lograr el silencio tiene que ver con la dirección de la atención. Si trato de escuchar algo lejano que no alcanzo a oír, para poder escuchar eso lejano, hago silencio.
Yo no me preocupo por hacer silencio, me preocupo por atender a algo lejano, y eso crea las condiciones de silencio.
Y cuando yo pregunto algo al guía, yo no me preocupo por hacer silencio. Yo me preocupo por escuchar muy bien la respuesta que viene del guía. Y para escuchar muy bien tengo que hacer silencio.
De manera que estos dos trabajos importantes, que es el trabajo del silencio interno y el trabajo con el guía, son un mismo trabajo.
Y si alguien me pregunta cuál es el trabajo más importante, diríamos que es este: el trabajo con el guía en silencio.
(se hace la experiencia de invocación del guía)
Al invocar ¡“Oh guía”!, y ponerse atento a la respuesta, se produce automáticamente el silencio. Cuanto más atento estaba a la respuesta, más silencio se producía. Cuando me distraía o cuando no esperaba la respuesta, empezaban los ruidos.
De manera que se entiende cómo por tratar de escuchar se produce silencio.
La otra cosa es que cuando no vino ninguna respuesta, ustedes sintieron la respuesta. Quiero decir que la respuesta no vino de él. La respuesta vino de ustedes mismos.
De manera que vemos dos cosas: se puede lograr silencio por atender a una respuesta, y se puede tener una respuesta aunque la respuesta no venga de afuera.
Y estudiemos más este otro caso: este caso de que largo una pregunta y espero una respuesta, como enseña la ceremonia del aceptado. Por el hecho de lanzar una pregunta y ponerme a esperar la respuesta, ya estoy haciendo silencio.
Eso no es garantía de que la respuesta venga, pero ya he logrado silencio, porque estoy esperando que se dé la respuesta. Cuando la respuesta viene, entonces digo que esa respuesta viene de mi guía.
Pero sucede que hay distintos grados de profundidad: a veces uno reconoce que esa respuesta viene del propio pensamiento, y a veces uno nota que esa respuesta tiene un sabor de verdad muy profundo.
No viene de la memoria, tampoco de la conciencia ni del ruido que produce la conciencia, porque he logrado un buen silencio.
Cuando eso sucede y tiene ese sabor interno de verdad, entonces digo que viene verdaderamente de mi guía.
Este punto de la producción del silencio dirigiendo la atención adecuadamente, y este otro de la respuesta con sabor verdadero, ese es el mejor trabajo que puede hacerse con el guía interno; guía interno y silencio es la misma técnica mental.
Supongamos que ahora no pido ninguna respuesta, supongamos que ahora estoy solo, supongamos que ahora estoy deprimido, supongamos que tengo muchos problemas: yo me concentro en mi mismo y algo le digo a mi guía interno.
No le pido una respuesta, por ejemplo, le pido compañía, o le pido fuerza, o le pido una cálida emoción, o le pido una sonrisa interna, y esto que hago lo hago con atención, lo hago con cariño, lo hago con emoción suave, pero en todos los casos con atención.
“¡Oh guía, dame fuerza!”, “¡Oh guía, dame una respuesta!”, “¡Oh guía, dame compañía!”, en todos los casos pedimos al guía.
El contacto con el guía es siempre un pedido. Y al hacer un pedido, atendemos a la respuesta de ese pedido. Y al poner atención en esa respuesta, hacemos silencio. Y al hacer silencio llega a nosotros la respuesta.
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