El sufrimiento no puede solucionarse porque se haga una valoración diferente de los acontecimientos. El problema del sufrimiento puede modificarse al modificar la actitud mental. Esta actitud mental ha de ser totalmente diferente a la actitud habitual lanzada hacia las valoraciones del mundo. Esta actitud mental nada tiene que ver con las valoraciones que se hagan de las cosas. Esta actitud mental tiene que ver con el registro de las actividades posesivas o no posesivas frente al mundo y frente a las cosas. Y esto nada tiene que ver con que se le de una valoración u otra valoración al mundo objetal. Esto tiene que ver con la actitud de posesión o de no posesión. Y nada que ver con las valoraciones, cuya raíz comprendemos, y comprendemos como ilusoria.
En esta actitud mental, totalmente diferente, no hay nada que imponer; en esta actitud no hay nada que defender, porque no hay temor y porque no hay sufrimiento.
Tal actitud no surge milagrosamente, sino que se desarrolla y crece únicamente y gracias al trabajo interno.
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