El Dr. Juan Adolfo Vázquez tuvo una fructífera actividad universitaria en nuestro medio entre 1958 y 1966, trasladándose luego a los Estados Unidos. Desde hace unos años reside nuevamente en Mendoza, en donde acaba de cumplir 90 años. A modo de modesto homenaje, se reproduce una síntesis de lo que el denomina “filosofía antropológica”: una cosmovisión moderna surgida como resultado de “reformular el antiguo Humanismo eurocéntrico mediante la inclusión de otras tradiciones espirituales, abarcando aquí no sólo las civilizaciones elevadas de Asia, África y América, sino también las demás culturas del mundo, pasadas y presentes.

El profuso trabajo que admiró el Dr. Juan Shovinger, se acercó bastante en sus etapas finales de su vida al de las Religiones Comparadas y al desarrollo de los Mitos en los antiguos pueblos, sobre esto Schobinger comenta en su escrito:

“En su larga y fecunda vida intelectual, Juan Adolfo Vázquez pasó de lo que podría llamarse “filosofía pura” a la antropología cultural, la historia de las religiones y al estudio en profundidad de las mitologías indígenas americanas, sobre todo después de su traslado a los Estados Unidos en 1966. Pero la dimensión filosófica quedó subyacente, y en sus últimos trabajos y conversaciones abogó por una “filosofía antropológica” basada en lo que se desprende del conocimiento de todas las grandes tradiciones culturales, presentes y pasadas, “civilizadas” y “primitivas” (diferenciadas en sus características tecnológicas, económicas y sociales, pero no en lo espiritual), ágrafas o conocedores de algún sistema de escritura.”

Mas adelante Schobinger remarca:

“Lo dicho constituye evidentemente un ideal, inabarcable en una vida individual, un desideratum para el cual no existe una metodología concreta. Pero sirve de orientación para quienes cultivan las disciplinas humanísticas en general, e históricas en particular (incluyendo aquí a la arqueología) para superar la fase descriptiva de las investigaciones e intentar una visión más amplia de sus resultados; en otras palabras, percibir la “dimensión filosófica” de las épocas, regiones y temas estudiados, y a su través, de los procesos y caminos de los variados miembros de la entidad conocida como Ecumene o Humanidad. (La expresión “Nuevo Humanismo”, también utilizada por Vázquez, sería un equivalente aproximado; un matiz que apunta menos al aspecto objetivo e intelectual y más al aspecto personal; a lo que cabría llamar “Weltanschauung“, eso que en castellano se ha traducido por Cosmovisión).”

Pero ya anivel Internacional Silo (Seudónimo de Dh. Mario Luis Rodriguez Cobos) nacido también en Mendoza y gran difusor de su pensamiento desde el 1969, comienza a partir de los 90 a explicar desde diferentes perspectivas un Nuevo Humanismo Universalista, (Conferencia) . Estos importantes aportes, son desde las ciencias sociales, desde la Filosofía, desde la la propia existencia , como diría mas adelante en sus exposiciones. Es resumen se comienza a estructurar una visión Antropológica nueva del Ser Humano.

Estos son marcos que comienzan a dar herramientas de interpretación en la creación y nacimiento de los Mitos, se expresan con claridad en sus publicaciones “Humanizar la Tierra”, publicado en Argentina por Editorial Planeta, 1989; en España por Plaza y Janes, 1989; en México por Plaza y Valdés, 1990.

Respecto al análisis de los Mitos, Silo define el punto de vista sobre este objeto de estudio (Los Mitos), como la dinámica de sistemas de Tensiones básicos de los pueblos y analiza diez culturas.

En el Mito está el estudio de lo Sagrado, como una “traducción” -como se diría desde el enfoque del Nuevo Humanismo Universalista- de espacios profundo en la conciencia humana.

Mircea Eliade, fué el principal inspirador de Juan Adolfo Vázquez, quien había acuñado esta expresión como resultado de los modernos estudios de Historia Comparada de las Religiones. (Comentado por Vázquez en su libro de 2003, pp. 15 a 19). Vázquez habla de “tradiciones espirituales”, que parece una expresión más amplia que “religión”. diría Schobinger; ” El resultado es un Humanismo básicamente espiritualista. Aunque poco usado en forma explícita, este concepto se halla implícito en toda la obra de nuestro autor, lo que ha conllevado desde siempre una crítica y superación del materialismo y “mecanicismo” que constituye en general el pensamiento de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX”.

La base del pensamiento del Nuevo Humanismo Universalista es ; “el ser humano como valor central”, y ve como fundamental para una nueva etapa de la civilización humana; la movilización no-violenta. Es por eso que este autor e inspirador de este Nuevo Humanismo Universalista, apoyó en Berlín, en Noviembre de 2009, frente a todos los Premios Nobel de la Paz, una Marcha por la Paz y la No-violencia.

Por lo tanto, es en Mendoza, desde donde se comienza a gestar en boca de diferentes autores y entre ellos actualmente el Dr. Roberto Roig quien desde 1969 comienza a dictar una serie de conferencias, cursos y seminarios sobre pensadores latinoamericano, pronunciados en la Universidad de Burdeos (Francia). Al Dr. Arturo Roig le preocupa los a priori antropológico para poner en marcha un pensamiento latinoamericano. En esta crítica y Teoría de un pensamiento L.A. , se debe analizar en profundidad las condiciones de origen y la historicidad del ser humano actual como un ser social, en este punto se identifica el planteo con el del Nuevo Humanismo Universalista (NHU). A. Roig nos detalla este interrogante

“De la primera pauta, la de la afirmación del sujeto, entendida como exigencia fundante de carácter antropológico, se desprenden otras, necesariamente implícitas en ellas. En primer lugar, el reconocimiento del otro como sujeto, es decir, la comprensión de la historicidad de todo hombre, que nos conduce a revisar la problemática del humanismo. Luego, en cuanto que las formas de reconocimiento no alcanzan a constituirse dentro de aquellos términos, surge una tercera pauta, la que exige la determinación del grado de legitimidad de nuestra afirmación de nosotros mismos como valiosos. En tercer lugar, regresando de algún modo al primer momento normativo, pero atendiendo a la posibilidad de nuestro discurso, habrá de considerarse la exigencia de organizar una posición axiológica desde nuestra propia empiricidad histórica. Por último, aquella otra formulación de la exigencia fundante que nos conmina a tener como valioso el conocernos a nosotros mismos, habrá de constituirse dentro de un tipo de saber, único compatible con un pensamiento filosófico transformador, el saber de liberación, que excede, sin duda, a la filosofía misma, pero cuyas bases teóricas están dadas en ella” (Roig, 1975 b: IV, 10).

Después de muchos años, Roig sintetiza su pensamiento Humanista del siguiente modo: “…nosotros pensamos que la liberación, más que una libertad interior, tenía que ver con una libertad exterior (…) Y así entendíamos la liberación: antes que ponernos a pensar filosóficamente qué es la libertad, lo que nos interesaba era pensar cómo vamos a hacer para que el hombre que está atado a situaciones de alienación, a situaciones de opresión, de miseria, de servidumbre; cómo vamos a hacer para que ese hombre se desate de su alienación, de su servidumbre, de su miseria. Y en ese desatarse estaba el contenido mismo de la palabra liberación. Y así lo sigo entendiendo (…)”

Regresando al pensamiento de Silo, su aporte se destaca por los aspectos Psicológicos que le denomina de “Traducción”, dentro de la “Teoría de la Imágen” y que lo tendremos muy en cuenta a lo largo de los Protocolos de Interpretación de los fenómenos ligados al Mito. Sobre él nos menciona que “… En el automatismo que fue mencionado en nuestro ejemplo, se habló de una conexión entre el discurrir en palabras y el movimiento de los dedos que tecleando en la máquina iban imprimiendo caracteres gráficos en el monitor.”

“Está claro que se ha podido asociar precisas posiciones espaciales a registros kinestésicos y que de no existir espacialidad en éstos últimos, tal asociación hubiera sido imposible. Pero, además, es interesante comprobar cómo el pensamiento en palabras se traduce en movimiento de los dedos asociados a posiciones de las teclas. Esta “traducción” es por demás frecuente y ocurre con las representaciones que tienen por base a percepciones de diferentes sentidos. Para ejemplificar: basta cerrar los párpados y escuchar diferentes fuentes sonoras y, al hacerlo, comprobar cómo los globos oculares tienden a desplazarse en la dirección de la percepción acústica. O bien, al imaginar un aire musical, comprobar cómo los mecanismos de fonación tienden a acomodarse (sobre todo en los agudos y en los graves). Este fenómeno de “verbigeración” es independiente de que el aire musical haya sido imaginado como cantado o “tarareado” por el sujeto, o bien que la representación se haya efectuado teniendo por base una orquesta sinfónica. Y es la mención de los sonidos agudos como “altos” y los graves como “bajos” la que delata espacialidad y posicionamiento del aparato de fonación asociado a los sonidos.”

Mas adelante se orienta mas hacia el tema del Mito.

“Pero también existe interacción entre otras imágenes correspondiente a diversos sentidos y, en estos temas, el decir popular informa mejor que numerosos tratados. Desde el “dulce” amor y el “amargo” sabor de la “derrota”, hasta las palabras “duras”, las ideas “sombrías”, los “grandes” hombres, los “fuegos” del deseo, los pensamientos “agudos”, etc.

No resulta pues extraño que numerosas alegorizaciones que se dan en los sueños, en el folklore, en los mitos, en las religiones y aún en el ensoñar cotidiano, tengan por base esas traducciones de un sentido a otro y por consiguiente de un sistema de imágenes a otro. Así, cuando en un sueño aparece un gran fuego y el sujeto despierta con una fuerte acidez estomacal, o cuando un enredo de piernas en las sábanas dicta imágenes de hundimiento en arenas movedizas, lo más adecuado parece una investigación exhaustiva de los fenómenos que nos ocupan en lugar de agregar a esas dramatizaciones, nuevos mitos para interpretar lo inmediato.” Ver texto completo.

Mas adelante en su trabajo sobre Mitos y Raices Universales aclara en la introducción de su libro:

ACLARACIÓN

Desde tiempos lejanos existió el afán por definir al mito, a la leyenda y a la fábula; por separar el cuento y el relato poco probable de la descripción veraz. Se ha realizado un gran trabajo para demostrar que los mitos son el ropaje simbólico de verdades fundamentales, o bien transposiciones de fuerzas cósmicas a seres con intención. Se ha dicho que se trata de transformismos en los que personajes vagamente históricos se elevan a la categoría de héroes o dioses. Se ha teorizado para mostrar las realidades objetivas que subyacen en la deformación de la razón. Se ha investigado para descubrir en esas proyecciones el conflicto psicológico profundo. Y así, esa enorme tarea ha resultado útil porque nos ha ayudado a comprender, casi en laboratorio, cómo los mitos nuevos luchan con los antiguos para ganar su espacio. Aún en las teorías científicas podemos observar que cuando se despegan del ámbito que les es propio y echan a volar sin demostración es porque ya se han instalado al nivel de creencia social y han cobrado la fuerza plástica de la imagen tan importante como referencia y tan decisiva para orientar conductas. Y en esa nueva imagen que irrumpe podemos ver los avatares de antiguos mitos remozados por la modificación del paisaje social al que se debe dar respuesta por exigencia de los tiempos.

El sistema de tensiones vitales al que está sometido un pueblo se traduce como imagen pero eso no basta para explicarlo todo a menos que se piense en burdos términos de reto y respuesta. Es necesario comprender que en toda cultura, grupo e individuo, existe una memoria, una acumulación histórica sobre la base de la cual se interpreta el mundo en que se vive. Esa interpretación es lo que configura, para nosotros, el paisaje que percibiéndose como externo está teñido por las tensiones vitales que ocurren en ese momento histórico o que han ocurrido hace mucho tiempo y que, residualmente, forman parte del esquema interpretativo de la realidad presente. Cuando descubrimos las tensiones históricas básicas en un pueblo dado, nos acercamos a la comprensión de sus ideales, aprensiones y esperanzas que no están en su horizonte como frías ideas sino como imágenes dinámicas que empujan conductas en una u otra dirección. Y, desde luego, determinadas ideas serán aceptadas con mayor facilidad que otras en la medida en que se relacionen más estrechamente con el paisaje en cuestión. Esas ideas serán experimentadas con todo el sabor de compromiso y verdad que tienen el amor y el odio, porque su registro interno es indudable para quien lo padece aún cuando no esté objetivamente justificado. Ejemplificando. Los temores de algunos pueblos se han traducido en imágenes de un futuro mítico en el que todo se derrumbará: caerán los dioses, los cielos, el arco iris y las construcciones; el aire se hará irrespirable y las aguas ponzoñosas; el gran árbol del mundo, responsable del equilibrio universal morirá y con él los animales y los seres humanos. En momentos críticos, esos pueblos han traducido sus tensiones por medio de inquietantes imágenes de contaminación y socavamiento. Pero eso mismo los ha impulsado en sus mejores momentos a “construir” con solidez en numerosos campos. Otros pueblos se han formado en el penoso registro de la exclusión y del abandono de paraísos perdidos, pero ello también los ha empujado a mejorar y a conocer incansablemente para llegar al centro del saber. Algunos pueblos parecen marcados por la culpa de haber matado a sus dioses y otros se sienten afectados por una visión polifacética y cambiante, pero ello ha llevado a unos a redimirse por la acción y a otros a la búsqueda reflexiva de una verdad permanente y trascendente. Con esto no queremos transmitir estereotipias porque estas fragmentarias observaciones no explican la extraordinaria riqueza del comportamiento humano, queremos más bien ampliar la visión que habitualmente se tiene de los mitos y de la función psicosocial con que cumplen.

Hoy están desapareciendo las culturas separadas y, por tanto, sus patrimonios míticos. Se advierten modificaciones profundas en los miembros de todas las comunidades de la Tierra que reciben el impacto no solamente de la información y la tecnología, sino también de usos, costumbres, valoraciones, imágenes y conductas sin importar mucho el punto de procedencia. A ese traslado no podrán sustraerse las angustias, las esperanzas y las propuestas de solución que tomando expresión en teorías o formulaciones más o menos científicas, llevan en su seno mitos antiguos y desconocidos para el ciudadano del mundo actual.”

“Al acercarnos a los grandes mitos hemos revalorizado a los pueblos desde la óptica de la comprensión de sus creencias básicas. No hemos tocado en este trabajo, a los hermosos cuentos y leyendas que describen los afanes de los semidioses y de los mortales extraordinarios. Nos hemos circunscripto a los mitos en los que el núcleo está ocupado por los dioses aunque la humanidad juegue en esa trama un papel importante. En lo posible, no hemos mezclado cuestiones de culto, considerando que ya se ha dejado de confundir a la religión práctica y cotidiana con las imágenes plásticas de la mitología poética. Por otra parte, hemos procurado tomar por referencia los textos originales de cada mitología, pretensión que nos ha acarreado numerosos problemas. Así, y a modo de mención, digamos que la riqueza mitológica de las civilizaciones cretense y micénica ha sido subsumida en un genérico capítulo de “Mitos greco-romanos” precisamente por no contar con textos originales de aquellas culturas. Otro tanto nos ha ocurrido con los mitos africanos, oceánicos y, en alguna medida, americanos. De todas maneras, los avances que están realizando antropólogos y especialistas en mitos comparados nos hacen pensar en un futuro trabajo que tenga por base a sus descubrimientos.”

“El título de este libro, Mitos Raíces Universales, exige algunas precisiones. Hemos considerado “raíz” a todo mito que pasando de pueblo en pueblo, ha conservado una cierta perdurabilidad en su argumento central, aún cuando se hayan producido modificaciones a través del tiempo en los nombres de los personajes considerados, en sus atributos y en el paisaje en que se inserta la acción. El argumento central, aquello que designamos como “núcleo de ideación”, también experimenta cambios pero a una velocidad relativamente más lenta que la de elementos que podemos tomar por accesorios. De esta manera, al no tener en cuenta la variación del sistema de representación secundario, tampoco hemos convertido en decisiva la ubicación del mito en el momento preciso en el que éste surgió. Una pretensión opuesta a la mencionada no podría sostenerse por cuanto el origen del mito no puede filiarse en un momento exacto. En todo caso, son los documentos y los distintos vestigios históricos los que dan cuenta de la existencia del mito, los que caen dentro de una fechabilidad más o menos ajustada. Por otra parte, la construcción del mito no parece responder a un solo autor, sino a sucesivas generaciones de autores y de comentaristas que se van basando en un material de por sí inestable y dinámico. Los descubrimientos a los que actualmente arriban la arqueología, la antropología y la filología, actuando como auxiliares de la mitología comparada, nos muestran a ciertos mitos que considerábamos como originales de una cultura, perteneciendo a culturas anteriores o a culturas contemporáneas de las cuales aquella recibió su influjo. De acuerdo a lo comentado, no hemos puesto especial interés en ubicar a los mitos en orden cronológico sino más bien en relación con la importancia que parecen haber adquirido en una cultura determinada aún cuando ésta sea posterior a otra en la que el mismo núcleo de ideación estaba ya actuando. Queda claro, por otra parte, que el presente trabajo no pretende ser ni una recopilación, ni una comparación, ni una clasificación sobre la base de categorías prefijadas, sino una puesta en evidencia de núcleos de ideación perdurables y actuantes en distintas latitudes y momentos históricos. A esto se podrá objetar que la transformación de los contextos culturales hace variar también las expresiones y los significados que se dan en su seno. Pero precisamente por ello es que hemos tomado mitos que han cobrado mayor importancia en una cultura y momento, aún cuando en otras oportunidades hayan existido pero sin cumplir con una función psicosocial relevante.”

“En cuanto a ciertos mitos que apareciendo en puntos aparentemente desconectados guardan entre sí importantes similitudes, habrá que revisar a fondo si es que tal desconexión histórica ocurrió efectivamente. En este campo los avances son muy rápidos y hoy ya nadie podría afirmar que p.ej., las culturas de América son totalmente ajenas a las del Asia. Podrá decirse que cuando ocurrieron las migraciones a través del estrecho de Bering, hace más de veinte mil años, los pueblos del Asia no contaban con mitos desarrollados y que éstos solamente tomaron carácter cuando las tribus se asentaron. Pero, en todo caso, la situación pre mítica fue parecida en los pueblos que estamos mencionando y allí tal vez se encuentren pautas que aún desarrollándose desparejamente en sus diversas situaciones culturales mantuvieron algunos patrones comunes. Sea como fuere, ésta discusión no está acabada y es prematuro adherir a cualquiera de las hipótesis hoy en pugna. En lo que a nosotros toca, poco importa la originalidad del mito sino, como hemos observado más arriba, la importancia que éste tiene en una determinada cultura.”

Por lo tanto es el fenómeno Psicológico – Social el que nos interesará a la hora de analizar el Mito pasado, su deformación por la “Colonización” y su estado actual, en constante renovación y fortalecimiento de los sistemas de tenciones antiguos y los actuales que lo modifican y le dan el aspecto de un nuevo Mito, que todavía parece que sigue en construcción.

Los Pueblos Originarios se encuentran actualmente en una situación de cambio de los sistemas de tensiones que antiguamente habían provocado una “Traducción” en un sistema de ideación, que hoy por hoy, necesita ser pontenciado y fortalecido para orientarse a ese futuro que comienza a construirse por su propias manos, y abandonados durante mas de 500 años.