21 de abril de 2012

No hay acción válida sin atención válida. SILO

No hay acción válida sin atención válida. ¿Cómo puede haber acción válida para un distraído? ¿Y de qué está hablando?, es un contrasentido. Eso no puede ser. Todo eso, no.

No puede haber acción reflexiva sin reflexión sobre lo que se hace. La acción reflexiva es reflexión sobre la acción. Reflexión sobre la acción implica atención sobre lo que se está haciendo. ¿De qué acción reflexiva me estás hablando?, si estás movido por estímulos que no tienen nada que ver con la re-flexión. Re-flejo, vuelta al pensar. Si mientras haces las cosas no sabes lo que estás haciendo, si mientras piensas no sabes que estás pensando, si mientras escuchas no sabes que estás escuchando; ¿de qué acción reflexiva me estás hablando? No sabe, pues, lo que dice.

La cultura de la venganza

El origen de la venganza como comportamiento se puede rastrear muy lejos, en los mitos, especialmente en los que tienen su origen en Oriente Medio.

Los dioses se muestran en ellos como vengadores, y la venganza quedó consagrada a los ojos de los hombres. Precisamente es la venganza la acción que permite el nacimiento del orden establecido, donde queda establecida la jerarquía de los dioses y el orden del universo. Así, en el “Enuma Elish”, mito de génesis de la cultura babilonia se dice:

“Oh Marduk, tu eres realmente nuestro vengador, te hemos otorgado la soberanía, sobre todo el universo. Cuando te sientes en la asamblea, tu palabra será suprema. Tus armas no fracasarán: aplastarás a tus enemigos…

Le entregaron el cetro, el trono y el palo y le dieron el arma sin rival, que rechaza a los enemigos: Vete y quita ala vida a Tiamat, ¡ Que los vientos lleven su sangre a lugares secretos.”

Después de este acto de venganza, Marduk ocupa el lugar central del panteón de Babilonia, y con los restos de Tiamat crea la tierra. En los mitos raíces de la cultura helénica, tambien podemos rastrear este comportamiento, cuando Cronos mata a su padre Urano en venganza por sus hermanos asesinados y alentado por su madre, como narra Hesíodo en la “Teogonía”

Hijos míos y de orgulloso padre. Si quereis obedecerme, vengaremos el malvado ultraje de vuestro padre, pues el fue el que comenzó a maquinar obras indignas. Así dijo y de todos se apoderó el temor, de modo que ninguno se atrevió a contestar; pero el poderoso Crono, astuto, cobrando ánimo, al punto respondió a su respetable madre. Madre, te prometo que puedo realizar este trabajo, puesto que no siento preocupación alguna por nuestro odiado padre, ya que fue el primero en maquinar obras indignas…

La venganza está presente en muchas de las producciones culturales del mundo, pero especialmente en la civilización occidental, heredera de las civilizaciones babilónica y greco-romana. Está en las narraciones de héroes míticos, como Aquiles y Eneas en la Ilíada y la Eneida. Está en himnos nacionales de países que se fundaron sobre la revancha tomada contra los enemigos. Está presente en la literatura, la música, la pintura, la política, el deporte, las costumbres. Forma parte del paisaje en el que nos hemos formado, sin que hasta ahora haya sido seriamente cuestionada, excepto por algunos de los principales inspiradores de la no violencia, como Gandhi y Silo.

Y es un sentimiento que fácilmente se extiende a la población y sirve para justificar las mayores atrocidades. Es fácil rastrear como muchas guerras han sido precedidas por campañas de los medios de comunicación que provocaban el deseo de venganza en las poblaciones.

La venganza forma parte pues de nuestra cultura, y salirse de ella nos genera problemas, no se entiende un comportamiento no vengativo, se interpreta como cobardía, debilidad, traición a la patria, a la tribu, a la etnia….

Pero es un camino que necesitamos comenzar a andar

Cito aquí las palabras de Silo en las Jornadas de Reconciliación de Punta de vacas de 2007

...Cuando llegamos a comprender que nuestro enemigo es un ser que también vivió con esperanzas y fracasos, un ser en el que hubo hermosos momentos de plenitud y momentos de frustración y resentimiento, estaremos poniendo una mirada humanizadora sobre la piel de la monstruosidad. Este camino hacia la reconciliación no surge espontáneamente, del mismo modo que no surge espontáneamente el camino hacia la no violencia. Porque ambos requieren de una gran comprensión y de la formación de una repugnancia física por la violencia. 

Arturo Viloria


Es la dirección mental la que ya me pone el carril. SILO 1991


Yo soy un escultor, tengo un esquema, de cómo va a ser mi escultura y es como si estuviera chupado por la escultura terminada, que todavía no está, entonces la voy construyendo, voy hacia eso, ¿no es cierto? hacia esa causa final, chupado por aquello, ¿eh?, y en la vida cotidiana voy chupado también por esa causa final que normalmente es una imagen, a veces es una imagen muy fuerte, muy compulsiva, que me hace descuidar otro tipo de cosas, entonces hago desprolijidades de toda naturaleza, descuido la causa material, la causa formal y todo aquello.

Pero hay un punto a cuidar, que es, que cuando me pongo a diseñar esa escultura, ya he puesto una dirección. 

Esto de las causas finales, formales, y todo aquello, esto de las causas, esta división, bueno, es una forma de explicar las cosas, pero en realidad el tema es que yo proyecto una línea mental, lanzo una línea mental, tengo una dirección ya en la elección de ese tipo de escultura y no de otra, una vez que he elegido esa escultura, ya bueno, está la imagen y tengo que atenerme a ella, pero cuando voy ha hacer la escultura, en la dirección mental está el tipo de escultura que voy ha hacer, es la dirección mental la que ya me pone el carril, me lleva en una dirección determinante, de manera que si mi dirección mental está montada sobre una compulsión todo va ha ser arrastrado por ella, el tema de la dirección mental es aquello que permite lanzar líneas hacia una imagen ¿eh? Si mi dirección mental es fuera de tema, ¡inútil que organice tácticas, siempre va ha ser fuera de tema la producción de lo que hago, inútil!