8 de diciembre de 2010

EL MENSAJE Y EL SENTIDO DE LAS CEREMONIAS. SILO 2002

Agradezco la presencia de todos ustedes y agradezco sobre todo que me hayan invitado a participar en estas experiencias conjuntas. Vamos a participar del modo que podamos, por ejemplo, hay por allí unas experiencias muy lindas, muy cálidas, muy cercanas para hacer con la gente amiga, pero el idioma no me ayuda.

Entonces, de todas maneras va a haber amigos que lo van a hacer muy bien y mucho mejor que yo. Así que, no creo que se vaya a notar la diferencia, o, ojalá que no se note la diferencia. Este Mensaje que hemos puesto a circular hace unos pocos días, pretende ser una respuesta a un llamado muy antiguo que viene haciendo la gente.

Ocurre que en estas épocas, esta necesidad, esta invocación ha sido más grande y más grande es a medida que pasa el tiempo y a medida que se van complicando las cosas es nuestro mundo. Y las cosas no están fáciles, las cosas se complican un poco y a lo mejor se complican un poco más a futuro. Pero también debemos ver que hay millones de personas con un espíritu distinto, que está despertando a una sensibilidad distinta, que quiere otro mundo, que quiere otras relaciones humanas, que quiere también un cambio adentro de ella misma.

Nosotros no podemos hacer mucho en esta situación, pero podemos contribuir con nuestro granito de arena, aportando lo poco que alcanzamos a ver. Esa es la pretensión del Mensaje, la pretensión del Mensaje es sintetizar unas experiencias, unas ideas, unos sentimientos que puedan ser útiles a la gente y no más. Y nada grave puede pasar, y nada malo puede pasar. Lo peor que puede suceder con este mensaje es que la gente no lo tome para sí. Y si no lo toma para sí tampoco hay problema. Todos hacemos lo que podemos y en este Mensaje hacemos lo poco que podemos.

Viéndolo personalmente, desde el punto de vista personal, para mi, hacer participar de este Mensaje significa devolver a la gente tanta cosa que la gente, tanta cosa buena que la gente nos ha dado. Y no mucho más. Les agradezco nuevamente la presencia de ustedes y si quieren empezamos a hacer unas ceremonias, ceremonias que no tienen nada de ceremonial. Las ceremonias, ustedes saben, siempre están asociadas a lo solemne, lo rígido, lo fuerte; nuestras ceremonias son modos de envolver la experiencia interna. Las ceremonias justamente permiten que mucha gente se pueda reunir en un mismo tipo de experiencia, porque las experiencias personales, individuales, todo el mundo las puede hacer, todo el mundo las hace, son personales, individuales, intransferibles.

Pero cuando hablamos de hacer las cosas en conjunto, esta experiencia tiene que comunicarse de algún modo y ese modo que usamos para comunicar la misma experiencia es lo que llamamos nosotros ceremonia. Si la ceremonia cobra el lugar central, si la forma toma el lugar central, esa ceremonia no sirve. Si en cambio lo central, lo más importante es el espíritu de la ceremonia, la relación entre las personas, no importa que alguien se caiga del escenario, no importa que no encuentre el texto, no importa que la ceremonia salga mal, porque el espíritu está funcionando. Así que eso vamos a hacer esta tarde si ustedes lo permiten. Nada más, muchas gracias.

Ceremonias en Roma, Italia 23/08/02


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