Los nuestros son muy delicados, afectuosos, y no hay que avasallarlos. No están con prevenciones, con dobleces, con el cuchillo bajo el poncho. Hay que ponerse blandito con los nuestros y hacer esa cosa mercurial que hacen ellos.
Sería muy interesante si algunos miles nos encontráramos en un estadio,por ejemplo, en una reunión de amigos para hacer esta gracia. Desde afuera, no se entiende, pero...
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