Pregunta: En la infancia, en ese paisaje de formación a uno se le va formando el clima y así pasa su vida tratando de compensarlo, buscando lo que te haga salir de ese clima (registro), compensando. ¿Hacia dónde voy? Mecánicamente a la compensación... siempre. Pero por otro lado hay otra cosa, algo, un impulso que te mueve en otra dirección... que no es compensación sino que te saca de ella...
Vale la pena averiguar un poco qué fuerza te está empujando. Un diálogo con uno mismo y con otros. Si no dialogas eres una ostra.
Así te tocó en la vida vivir, con climas y compensaciones... ¿Pero y este otro impulso? Son movimientos internos distintos. Y ese otro impulso, ¿de donde sale? ¿De dónde salió esta señal que registras?
Silo: Ah, esas son cosas muy complicadas...
Hay gente que interpreta ciertas señales como si vinieran del mismo Dios. Puede ser también que lo estés traduciendo mal. No lo des todo por tan cierto y tan seguro, como si esta fuera la única verdad.
Uno tiene, de esos impulsos, no la esencia misma del impulso, sino la traducción, que puede ser más o menos errónea o correcta. Estas señales son traducciones. No te confíes tanto en esas certezas internas. No puedes hacer una cosa fanática de esa señal.
Hay problemas de conciencia con todo eso.
Aquello tiene que ver con lo que un místico descubrió, él se preguntó cómo hacer para diferenciar cuando las señales provenían de dios y cuando del diablo. El se decía: “Supongamos que recibo impulsos de dios y del diablo, pero el diablo es tan vivaracho que me lo va a presentar cambiado” (podía confundirlo haciéndose pasar por dios...). Lo más interesante de este místico es que él descubrió un modo para discernir de dónde provenían esas señales, esos mensajes, y era -él lo decía con otras palabras- por el registro que los acompañaba. El que no venía de dios, dejaba un registro de violencia interna. Era indudable que eso no podía venir de dios... El notaba que si había que matar a otros para que reinara dios en la tierra, eso venía de otro lado, tenía un inconfundible sabor a violencia interna. Muy interesante aquel señor que descubrió eso.
Los fanatismos y todo aquello viene de traducir erróneamente.
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