Lo que sigue puede observarse a fin de aprovechar al máximo las posibilidades que da la fuerza.Tomamos por base lo explicado en el libro “La Mirada Interna” y agregamos esto:
Basta con que se controle la concomitancia motriz, para que la caída crepuscular se vea detenida. Es decir, que en lugar de hacer un tabú de lo crepuscular (cosa que inhibe el buen trabajo), importa entrar en el clima adecuado y continuar su desarrollo sin temor a la “caída”. Si se presentaran concomitancias motrices, éstas serían aquietadas mediante la observación del cuerpo y en el caso más extremo, poniéndose de pie y recomenzando luego, una ves superada la situación. En síntesis: la manifestación de la Fuerza, surge como una “electrificación” o “carga” corporal muy evidente, pero que no debe pasar de una ligera ondulación.
Las concomitancias emotivas, igualmente, no son fenómenos de temer y corresponden al pasaje de la Fuerza.
La aceleración de la motricidad intelectual es perfectamente normal considerando que la acción de la Fuerza moviliza todos los centros y por lo tanto, se asiste en ese trabajo a la sucesión veloz de las imágenes.
Todo el trabajo de la Fuerza es de aceleración y carga interna, pero terminada tal operación se puede (en cualquier lugar y momento), apelar a la misma esfera solo que “ubicándose” mentalmente en su interior. Este no debe llevar a confusión: una cosa es el trabajo con la esfera en el interior de mi mismo, que al final termina dilatándose como sensación hasta afuera del cuerpo, y otra cosa es la imagen de la esfera dentro de la cual me ubico mentalmente en el momento que me parezca de utilidad.
En realidad, la imagen de la esfera que me rodea se identifica aproximadamente con mi propio campo, de donde resulta una suerte de división atencional que tiene por punto de apoyo no al puño ni a la sensación visceral del cuerpo, sino a la imagen de la esfera que me relaciona con la posición corporal entre las cosas que me rodean.
A la visualización de la esfera rodeándome, en ningún caso debo confundirla con la esfera que utilizo para lograr el contacto con la Fuerza (se trata en realidad de la misma esfera solo que referido a ella de dos maneras muy diferentes). La esfera que me rodea sirve a los efectos de la división atencional cotidiana y a la entrega de energía que fue acumulada en los contactos producidos en el trabajo con la Fuerza. Como idea muy general digamos que la esfera en mi enterior se carga; yo en el interior de la esfera me cargo. Lo anterior se basa en un principio morfológico que explica la “acción de la forma” sobre los campos, pero esto no viene ahora en cuenta.
Sintetizando los cuatro puntos podemos decir que quien desee trabajar con la Fuerza debe conocer su mecánica; evitar todo tabú hacia lo crepuscular; lanzarse en ese trabajo periódico con total tranquilidad y solo debe evitar las concomitancias motrices si éstas se producen (para lo cual pueden ayudar otras personas presentes si observan que se suelta ese fenómeno). Finalmente, ha de considerarse la utilización de la esfera en la vida cotidiana como apoyo de la conciencia de sí o como recurso de carga en cualquier momento y lugar. Ese es el sentido que tiene el principio enunciado en “La Mirada Interna” y que dice:
“Cuando encuentres una gran fuerza, alegría y bondad en tu corazón o cuando te sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente agradece a tu Dios Interior como si te agradecieras a ti mismo.
Cuando te suceda lo contrario, pídele con fe y aquel agradecimiento que acumulaste en tu interior, volverá convertido y ampliado en beneficio. Pero no puedes pedir a tu Dios si antes no has tomado contacto con él, al despertar la Fuerza y al entregarle alegremente tu bondad. Cuanto mayor sea tu agradecimiento, mayor beneficio volverá cuando sea necesario. De este modo sencillo, llegarás a experimentar que tu inmortalidad y evolución dependen del crecimiento de tu Dios interior”.
Son numerosas las personas que desde el primer trabajo con la Fuerza logran el contacto. A otras les sucede lo contrario. Hay algunos que reciben contactos muy espaciadamente y aun otros que perciben una disminución con el paso del tiempo. Todos estos casos responden a dos situaciones: la primera es la coincidencia o no del trabajo con el propio ciclaje y la segunda tiene que ver con la preparación previa efectuada durante todo ese día hasta el momento de las operaciones. Pero en general, el contacto y correcto pasaje de la Fuerza está relacionado con los actos unitivos y el desarrollo individual que se va logrando en el Trabajo.
Una persona que ha recibido la Fuerza puede pasarla a otra con facilidad, bastando que exista acuerdo entre ambas. En tal caso, el intermediario toma con suavidad las manos del interesado y deja que la Fuerza pase a través de él hasta que el receptor registra las primeras conmociones. Queda en claro que el paso de Fuerza no depende de cualidades especiales del intermediario. Este punto debe comprenderse bien a fin de no incurrir en errores de interpretación que siempre llevan a la “originalidad” o “experimentación”, primer escalón (en estas materias) de la improvisación y el desvío.
No es difícil entender la atracción que experimentan por las prácticas erróneas, algunas personas de tendencia crepuscular tan amigas de lo fenoménico. El paso de la fuerza tiene el simple carácter de intermediación y actúa dando participación y confianza a otros en el manejo del fenómeno.
Los beneficios de la fuerza pueden extenderse a terceros que no participan directamente del trabajo, basta un franco pedido de ayuda para que cualquier intermadiario pueda merced del contacto personal, pasar la carga recibida a quien la necesita. Este tipo de pase no requiere día ni hora precisa aunque exige del operador lograr el contacto en el momento del pase. Según el sistema conocido de operación, cualquier persona puede ser revitalizada, cargada y armonizada en su campo, merced a un intermediario de la fuerza, bondadoso y conciente.
La acción de campo a distancia (sin contacto personal) es ya un fenómeno más raro que depende de la exteriorización del doble. Tal cosa no es extraña a todo lo explicado anteriormente respecto del esquema energético y de la conciencia de sí. Los campos individuales actúan en concomitancia mayor según el nivel de desarrollo. El acceso a un plano de concomitancia entre campos, depende del desarrollo individual. Dado ese acceso, no tiene porque descartarse la acción posible de espíritus evolucionados en el proceso humano general.
Acerca del origen y naturaleza de la energía vital, es poco lo que podemos agregar acá. En todo caso referimos este problema a la teoría morfológica general de la que deriva el estudio de las formas y su acción sobre la energía y materia. Es la acción de forma, en definitiva, la explica la creación y proceso de las diversas entidades.
Los trabajos conocidos como autoconocimiento, superación y ampliación de la conciencia, hallan su razón de ser no en el mero hecho de lograr un mayor grado de conciencia en el sujeto, sino en la radical diferencia de estructurar un “algo unitivo” susceptible de desarrollo. Todo el trabajo conocido tiende a la formación de esa unidad, en tanto que lo explicado como “disciplinas” hace al desenvolvimiento de esa unidad cualitativamente distinta.
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