21 de enero de 2011

La Fuerza


La Fuerza

La energía de la representación de la sensación del intracuerpo, como tradicionalmente fue definida es una energía sumamente sutil y poderosa, mediante su manipulación se pueden producir modificaciones en el propio ser y más allá de él.

La Fuerza es la manifestación de lo Sagrado que hay en uno, llega desde la profundidad del ser humano, para guiarlo, su correcta interpretación y uso posibilita al ser humano la superación de los condicionantes que parecen limitar a la conciencia.


Quien toma contacto con La Fuerza, se encuentra ante la posibilidad cierta de la trascendencia, con la evidencia inequívoca de lo Sagrado. No necesitamos de la fe para reconocer lo Sagrado.


La Fuerza se obtiene en algunas ceremonias realizadas en lugares Sagrados. Una vez tomado contacto con La Fuerza, conocida también como Energía Espiritual, ésta se desarrollará según el tipo de vida que lleves.


El contacto con la Fuerza provoca una aceleración y aumento de la energía psicofísica, sobre todo si cotidianamente se realizan actos coherentes que, por otra parte, crean unidad interna orientando hacia el nacimiento espiritual.


La Fuerza se puede exteriorizar a distancia y mayor es su influencia si actúan numerosas personas. Entre familiares, amigos y seres queridos, la acción de la Fuerza aumenta.


El Universo y la Vida

Una intención evolutiva da lugar al nacimiento del tiempo y a la dirección de este Universo. Energía, materia y vida, evolucionan hacia formas cada vez más complejas. Cuando la materia se comienza a mover, nutrir y reproducir, surge la vida. Y la materia viviente genera un campo de energía al que tradicionalmente se ha llamado “alma”. El alma, o doble energético, actúa en el interior y alrededor de los centros vitales de los seres animados.


Los seres vivos se reproducen y en ese acto pasa, a través de las células en fusión, el campo energético que configura un nuevo ser totalmente independiente. Los cuerpos vivos necesitan de elementos sólidos, líquidos, gaseosos y radiantes (los 4 elementos), para nutrirse y realizar sus funciones. Además, los dobles energéticos requieren sensaciones de distinto potencial para lograr su desarrollo. Con la muerte se produce la disolución del cuerpo al tiempo que ocurre la separación y aniquilamiento del doble energético.


La evolución constante de nuestro mundo ha producido al ser humano (el quinto elemento), también en tránsito y cambio, en el que se incorpora (a diferencia de las otras especies) la experiencia histórico-social capaz de modificarlo aceleradamente. El ser humano llega a estar en condiciones de salir de los dictámenes rigurosos de la Naturaleza, inventándose, haciéndose a sí mismo física y mentalmente. Y es en el ser humano donde aparece un nuevo principio generado en el doble. Desde antiguo a este nuevo principio se lo llamó “espíritu”. El espíritu nace cuando el doble vuelve sobre sí mismo, se hace consciente y forma un “centro” de energía nueva.


El Espíritu Humano

El ser humano no ha terminado su evolución. Es un ser incompleto y en desarrollo que tiene la posibilidad de formar un centro interno de energía... tal cosa ocurrirá de acuerdo al tipo de vida que lleve. Según que los actos realizados sean coherentes, se irá estructurando un sistema de fuerzas centrípetas al que llamamos “espíritu”. Según que los actos sean contradictorios, el sistema será centrífugo y por tanto no habrá nacido el espíritu o tendrá una conformación elemental sin desarrollo.


Un ser humano puede nacer, llevar adelante su vida, morir y disolverse para siempre y otro puede nacer, llevar adelante su vida, dejar su cuerpo y seguir evolucionando sin límite. El ser humano en su bondad, en la eliminación de las contradicciones internas, en sus actos conscientes y en su sincera necesidad de evolución, hace nacer su espíritu. Para la evolución son necesarios el amor y la compasión. Gracias a ellos es posible la cohesión interna y la cohesión entre los seres que posibilitan la transmisión del espíritu de unos a otros. Toda la especie humana evoluciona hacia el amor y la compasión. Quien trabaja para sí en el amor y la compasión, lo hace también para otros seres.


Cuerpo, Doble y Espíritu

La producción y reproducción artificial de vida están al alcance del ser humano; también la prolongación del ciclo vital. En todos los casos, el ser humano será acompañado por su campo energético hasta un tiempo después de la muerte física. Si se ha generado el espíritu, éste podrá permanecer en regiones próximas al plano de la vida física, pero finalmente cumplirá con su ciclo de espíritu individual para seguir avanzando hacia planos más evolucionados. El espíritu se puede formar tomando energía del doble. La acción del doble se manifiesta en ocasiones fuera del cuerpo sin que haya ocurrido la muerte.


El doble puede permanecer sin disolverse por un tiempo luego de la muerte si ésta se ha producido de un modo violento, quedando el campo energético desplazado desde el cuerpo hacia el ámbito en que se produjo el deceso. Esos dobles fijados a ciertos ambientes no poseen sino una aparente conciencia de tipo refleja, permaneciendo en ese estado durante un tiempo hasta que pierden cohesión o se desacomoda el ámbito físico al que estaban adheridos.


Hay casos de relativa permanencia, originados por un fuerte deseo de testimoniar o por afectos muy profundos de amor y odio referidos a otras personas. Los dobles de animales y vegetales pueden quedar también adheridos a ciertos ámbitos hasta su pronta disolución. Por último, existen conglomerados energéticos de considerable energía que actúan sin llegar a formar verdaderos dobles.


La Fuerza y el Espíritu

La Fuerza se manifiesta “naturalmente” en situaciones límite, el escalofrío es una manifestación del doble energético que intenta activar al organismo frente a un hecho desconocido, otras manifestaciones pueden producirse en heridas o en respuesta a enfermedades, en todos los casos es característico el cambio de tono en la sensación del cuerpo, generalmente acompañado de vibración o temblor, y cambio abrupto de la temperatura corporal, ya sea calor o frió.


La Fuerza dirigida voluntariamente permite generar el Espíritu, esto se logra progresivamente haciendo circular la fuerza por el cuerpo tratando de evitar que se concentre en puntos específicos. Luego de una prolongada y metódica práctica, se podrá sentir como la fuerza comienza a formar un centro de energía nueva dentro del cuerpo, este centro puede difundirse o concentrarse a voluntad según sea el deseo del que opere así. La experiencia de la Fuerza lleva al aumento del nivel atencional, y a subidas en principio breves, pero cada vez mas pronunciadas del nivel de conciencia.


El aumento de la Fuerza permite tener un mayor autocontrol, impidiendo que situaciones desafortunadas modifiquen el tono emotivo que irá en aumento hacia la alegría y emoción permanente. El estado de conciencia emocionada aparecerá progresivamente, y será necesario aplicarle una atención considerable para poder controlarlo y tranformarlo en conciencia inspirada. Si logras controlar tu estado emocional podrás pasar a la siguiente etapa, la conciencia inspirada. Aprende a guardar silencio y posturas físicas correctas. La Fuerza te guiará si le prestas la debida atención.


El dolor y su ausencia son guías ineludibles, todo procedimiento o acción que genere dolor conlleva una pérdida de Fuerza y de cohesión interna, pero entraña un reto, un dolor generalmente es energía concentrada en el lugar equivocado, aprende a relajar y redireccionar la fuerza concentrada en esos puntos para ganar en Fuerza y cohesión.


El dolor y el sufrimiento que experimentas, retrocederá si avanza el buen conocimiento, no el conocimiento al servicio del egoísmo y la opresión. El buen conocimiento lleva a la justicia. El buen conocimiento lleva a la reconciliación. El buen conocimiento lleva, también, a descifrar lo sagrado en la profundidad de la conciencia.


Toma al ser humano como máximo valor por encima del dinero, del Estado, de la religión, de los modelos y de los sistemas sociales. Impulsa la libertad de pensamiento. Considérate con iguales derechos y oportunidades para con todos los seres humanos. Reconoce y alienta la diversidad, oponte a toda discriminación. Aprende a resistir la violencia que hay en ti y fuera de ti.


Quien usa la Fuerza en beneficio de todos y de cada uno, trabaja en pos de la inmortalidad y lo sagrado. Quien se siente uno con su Fuerza, posee una energía poderosa capaz de nutrirlo en sus mejores aspiraciones. Los actos coherentes hacen crecer la Fuerza en ti, son actos coherentes aquellos en los que haces coincidir concientemente lo que piensas, con lo que sientes y haces. Para que la Fuerza crezca en ti debes, además, superar la mala conciencia, reconociendo tus fracasos, aspirando a perdonar, y perdonarte, reconciliándote. Toma el camino de la persuasión, evitando todo forzamiento. Y propónte dar cumplimiento a una antigua regla que recuerda tratar a los demás como quieres ser tratado.


El trabajo con la Fuerza implica iniciar una vida nueva, buscando los signos de lo sagrado en el interior de nuestra conciencia. Esta luz que nos guía y reconforta en los momento difíciles, y nos permite iluminar de sentido nuestra vida y la de quienes nos rodean. La Fuerza anida en aquel que busca la paz mental, y lo carga de alegría y convicción, abriéndole paso al más allá.

Silo

No hay comentarios: