1 de enero de 2011

Nosotros queremos resolver nuestro problema de contradicción. SILO 1975

Cuando ustedes comen algo que les agrada, no sufren contradicción; ustedes sufren contradicción cuando andan buscando continuamente aquello que les agrada. De manera que la contradicción no está en el placer, sino en la búsqueda del placer.

El sufrimiento está en la búsqueda del placer, y no en el placer en sí. Lo más que puede suceder con el placer es que esta tensión luego se descargue. En realidad a ustedes les agrada comer ciertos alimentos cuando tienen hambre, en primer término porque tienen las grabaciones de objetos similares y reconocen el gusto, y en segundo término porque el reflejo del hambre es un reflejo a nivel visceral, es una excitación biológica y al llenar ustedes el buche de alimento, saturan ustedes esa excitación biológica.

De manera que siempre funciona en el sistema de placer, la tensión y la relajación. Incluso una situación dolorosa se convierte en placentera cuando retiramos el factor “dolor”, esa espina que está provocando el dolor, al ser retirada, provoca placer. No es que estemos en situación de placer. Estamos en situación de dolor que al ser retirado surge el placer. De manera que, si se ve correctamente este péndulo entre el placer y el dolor; entre la tensión y la relajación, se pueden comprender muchos fenómenos de la vida diaria.

En ningún caso provoca contradicción el sacarse la espina, tampoco provoca contradicción el comer, sí provoca contradicción el buscar a toda costa, cómo eliminar las tensiones internas. Entonces, sucede que estamos en un circulo vicioso: nosotros buscamos aquello que nos quita la tensión, pero ponemos toda nuestra tensión en buscar eso. Entonces se produce un circuito de retroalimentación, porque nosotros vamos alimentando con nuestras tensiones la búsqueda del placer; al aumentar la búsqueda del placer, también aumentan nuestras tensiones internas, y entonces, en lugar de ir de un sistema de tensión a otro de relajación, vamos de un sistema de tensión en aumento. Al aumentar este sistema de tensión aumenta nuestra agresividad y aumenta nuestra contradicción interna.

Cuando nosotros hablamos de contradicción siempre distinguimos de lo que llamamos inconveniente o problema, nuestro problema no es acabar con los inconvenientes y los problemas de la vida diaria, nosotros no podemos ni pretendemos eliminar todos los inconvenientes que tenemos en la vida diaria, muchos de estos inconvenientes incluso son estímulos para que nos movamos en una dirección positiva. Nosotros consideramos a los inconvenientes como factores que, de toda manera, no nos impiden desarrollarnos.

Cuando un inconveniente nos coloca en un círculo vicioso, cuando tenemos la situación interna de que no hay salida en esa situación en la que estamos, cuando no podemos movernos en ninguna dirección, decimos que estamos sumidos en la contradicción. Lo característico de la contradicción es el sentimiento de no salida, es el sentimiento del “repetir situaciones”, no es eso lo característico del problema o el inconveniente diario. Mucha gente cree que cualquier problemita le genera contradicción, entonces, como todo le genera contradicción, tiene que vivir adentro de una vitrina y parece que es el vivir adentro de la vitrina lo que le crea contradicción. Hay una gran diferencia con esto de los inconvenientes, que si los agrandamos, convertimos a la gente en temerosa, pusilánime, de manera que hemos llegado a este punto: a hablar del sufrimiento referido a la contradicción.

Nuestro problema es el problema del sufrimiento humano, y la ruptura del sufrimiento tiene que ver con la ruptura de la contradicción. Nuestro Trabajo Interno, la aplicación de determinados principios en la vida diaria, pretende, con suavidad, amablemente, sin violencia interna, ir rompiendo las contradicciones a las que estamos sometidos. Nosotros no planteamos el Trabajo Interno con violencia, no creemos que se pueda salir de la contradicción de un día para otro, nosotros creemos que se puede abrir, en cambio, brechas, rumbos frente a la contradicción. En esta época en que vivimos, tan vistosa, tan llena de efectos, de fenómenos tan espectaculares, semejantes planteos no tienen ningún sabor, ninguna cosa interesante, quiero decir que en épocas espectaculares, los planteos tienen que ser espectaculares.

Es interesante disfrazarse, es interesante importar gurúes, es importante rodearse de halos misteriosos, porque eso puedo competir con todos los artículos de la sociedad de consumo, pero de ninguna manera puede competir con un planteo tan humilde como el que venimos haciendo. Parece entonces que nuestro planteo no es entonces, un planteo de competencia, es más bien un planteo suave, de buena voluntad y que ni siquiera sirve para todas las personas, sino que sirve para unos pocos que son también un poco, como humildes internamente, los planteos brillantes son para las gentes brillantes, y los planteos humildes son para las gentes humildes. Eso es un poco lo que pasa con nuestras proposiciones.

Cuando se nos dice que nuestros planteos no son originales para nada y cuando se nos dice que no hemos inventado ninguna cosa, nosotros creemos que ellos tienen razón, tienen sobre todo razón de que estos no son planteos nuevos, y además tienen mucha razón de no aceptarlos para su propia vida, pero por lo menos podrían considerar que a lo mejor a nosotros nos sirven.

Es que nosotros no queremos avanzar sobre nadie, nosotros queremos resolver nuestro problema de contradicción y eso es todo. Y luego que no nos culpen si no somos más brillantes, porque no es esa la intención; cuando una persona suma 2 + 2 = 4, no es correcto que venga otra persona a decirle que haga raíces cuadradas. Esta bien, cada uno en su medida, por eso en nuestro planteo siempre hemos dicho que es para los que llevan el fracaso en su interior, no es para gente triunfadora, es para la gente que se reconoce contradictoria, que se reconoce fracasada.

Fíjense que a nadie le gusta reconocerse fracasado internamente, ya ven ustedes por qué somos tan pocos. Somos tan poca gente porque hay muy pocos fracasados, o a lo mejor hay muchos fracasados, pero posiblemente pocos que se consideren fracasados. Esto del fracaso parece una idea de algún interés, porque hasta tanto uno no considere seriamente que no tiene salida y que su vida es un círculo vicioso, que su vida es una continua contradicción, ya sin sentido, entonces tampoco puede trabajar seriamente.

No hay comentarios: