¿Que concepto de educación se requiere para el actual momento histórico?
PROFESOR MARIO AGUILAR ARÉVALO
Primeramente quiero agradecer la invitación que me han extendido los organizadores para participar de éste panel. Ciertamente que estar al lado de tan connotados ponentes que me acompañan es un honor y más honrado aún que se tenga la confianza de pedirme exponer, desde la mirada del Nuevo Humanismo, una visión para la educación y la salud.
Intentaré en el limitado tiempo con que contamos, producir un acercamiento a este punto de vista
En muchos lugares hoy en día se discute intensamente acerca de la educación.
En las últimas tres décadas desde los grandes centros de poder económico (FMI, Banco Mundial) se ha impuesto en las mayoría de los países determinados marcos conceptuales e institucionales.
Tras décadas de aplicación de políticas educacionales basadas en esas orientaciones, en los
últimos años han surgido con fuerza desde sectores académicos, intelectuales, políticos y sociales la discusión de conceptos de relevancia tales como: educación pública, lucro, rol de los privados, derecho a la educación, libertad de enseñanza, entre otros.
Por ejemplo, en Chile, donde yo vivo, esto ha cobrado mucha fuerza en el último año a raíz de la propuesta de una nueva ley de educación por parte del gobierno, pero este debate no es solo chileno; esta discusión ha cursado con fuerza en muchos países en los últimos años; en realidad tras ese debate acerca de temas aparentemente prácticos o administrativos se esconde una discusión más de fondo y es acerca de la finalidad y la concepción de educación.
Es evidentemente una discusión con connotaciones filosóficas, ideológicas y doctrinarias. En efecto, es a partir de una concepción de ser humano que surge un ideal de sociedad, y es desde ese ideal que la educación encuentra su finalidad y sus objetivos.
¿Es la educación un hecho fundamentalmente económico?
Para el modelo dominante en las últimas décadas pareciera que si. Al analizar los énfasis y prioridades parece evidente que la finalidad de la educación es en función de las necesidades del aparato productivo y económico.
Las mediciones estandarizadas, las áreas del conocimiento y cultura que son valoradas centralmente, las prioridades de los planes y programas, las expectativas de las autoridades, muestran fehacientemente que la educación es concebida esencialmente como factor de apoyo al crecimiento económico.
Sin embargo al par de esa orientación, se va evidenciando un creciente malestar entre los actores mas directos del sistema educacional, llámese estudiantes y docentes; es como si se fuera haciendo más patente un agotamiento y disconformidad con la concepción economicista. Hay síntomas claros de necesidad de una concepción más amplia e integral de la educación.
Pero tampoco parece adecuado ni conducente un retrotraerse a concepciones
pasadas ya que también pertenecen a paradigmas agotados y propios de una sensibilidad de época que ya no existe.
Esto que describo desde la educación, ocurre de manera similar en el campo de la salud. Ese preciado bien que requiere todo ser humano para llevar adelante su proyecto de vida, se ha convertido también en un bien de mercado que se rige de acuerdo a normas económicas y financieras. El fenómeno es casi calcado.
En realidad esto que describo, no es novedad alguna, es la característica de una concepción de desarrollo social que nos ha regido por una buena cantidad de tiempo y que hoy muestra síntomas inequívocos de agotamiento y probablemente una crisis terminal. Por cierto escapa a los propósitos y alcances de esta charla el análisis de éste fenómeno, pero al menos dejamos
constancia de su existencia.
Vamos al punto. Para el Nuevo Humanismo la educación y la salud son la base del desarrollo personal y social. Esto puede parecer una obviedad para la mayoría de los presentes, pero es evidente que no es así para el sistema que nos ha dominado.
En esa lógica, es claro que cuando hablamos de avanzar hacia una educación de orientación humanista, no estamos hablando simplemente de la elaboración de nuevas metodologías o de un perfeccionamiento de las técnicas pedagógicas; quiero decir que desde nuestro punto de vista lo que se requiere en educación son cambios de fondo, proponemos una concepción educativa diferente; de lo que hablamos es de la necesidad de un nuevo paradigma educativo.
Un paradigma que rompa los estrechos moldes del positivismo y racionalismo que ha sido la base fundamental de la educación en los últimos 150 años.
¿Cuáles podrían ser los fundamentos de un nuevo paradigma educativo?
Como sabemos, el Nuevo Humanismo tiene una fuerte base en el pensamiento de Mario Rodríguez Cobos, Silo. Esta corriente de pensamiento define al ser humano como un ser histórico y social, como un transformador de realidad, capaz por tanto de transformarse a si mismo y transformar su medio.
Estas definiciones ciertamente se ubican a una distancia sideral de las concepciones mecanicistas de la historia y de la evolución humana y tienen enormes consecuencias al proyectar su aplicación en diferentes campos.
Por cierto las conceptualizaciones del Nuevo Humanismo abarcan un arco muy amplio de aspectos y de cada una de ellas puede derivarse una nueva teoría y práctica.
Ello se aprecia ya en campos como la Psicología, la política, la economía, etc. y en lo que hace a nuestro interés más específico, en educación hemos venido trabajando desde hace algunos años para desarrollar una corriente pedagógica basada en estas ideas.
¿Cuáles son los puntos centrales de una educación basada en las concepciones del Nuevo Humanismo?
En primer lugar la idea del ser humano como un constructor y transformador de realidad nos ubica en la idea de “conciencia activa” en contraposición a la idea de “pasividad de la conciencia” que se maneja en las escuelas tradicionales.
Siendo así, el acto educativo, o el aprendizaje, es esencialmente una actividad intencional, activa y muy dinámica de la compleja estructura psíquica que llamamos conciencia.
Al entender a la conciencia como una estructura en permanente actividad, no podemos compartir la concepción del aprendizaje como un simple vaciado de información de parte de alguien que “sabe” hacia alguien que “ignora”.
En los muchos conceptos de la educación tradicional es posible apreciar esa noción de la pasividad de la conciencia; por ejemplo se habla de “educador” y “educando”, es una verbalización que habla de un ente activo (educador) y otro pasivo que es mero receptor (educando); esa idea de pasividad que también esta implícita en el concepto de “paciente” que se usa en la medicina; también se habla de “alumno” que etimológicamente significa “sin luz”; y así siguiendo podríamos ocupar la conferencia completa en citar ejemplos de este tipo.
Silo habla del “paisaje externo” y del “paisaje interno” para referirse a una indivisible estructura que conforma nuestra visión de la realidad. Es esa estructura entre lo “externo” y lo “interno” un aspecto clave para entender la propuesta educativa del Nuevo Humanismo; la educación de ese mundo interno pasa a tener tanta o mayor importancia que la educación del mundo
externo.
Si se fijan en la educación tradicional lo único que parece tener importancia es que ocurre “fuera” del ser humano, el relato de los acontecimientos históricos, el lenguaje correctamente hablado, los fenómenos “externos” de la ciencia, las expresiones artísticas que se han plasmado en el mundo externo, etc.
Por ello le hemos llamado en algunos escritos, “la educación de la externalidad” porque aquello a lo que se le da relevancia ocurre casi por completo fuera de la persona, o lo que nosotros llamaríamos el “paisaje externo”.
Para la educación tradicional el mundo interno prácticamente no existe y eso ha generado ya por un largo tiempo que la educación tenga una característica de extrema unilateralidad ya que al minimizar la importancia del mundo interno (o paisaje interno) es casi como que se deja a medio ser humano fuera.
Por supuesto no estamos pasando al otro extremo de llegar a desestimar la importancia del mundo externo, de hecho para el Nuevo Humanismo el ser humano se constituye plenamente como tal al momento de establecer la indivisible relación con su medio. Cada persona configura su
visión de la realidad a partir de una indivisible estructura entre el paisaje interno y externo, el ser humano es tal en relación a un medio, tanto natural como social, o sea es humano en tanto fluye ese nexo entre lo interno y lo externo.
Visto así, una educación que minimiza el mundo interno es extremadamente castradora de las posibilidades de desarrollo humano pleno, así como también sería una concepción incompleta aquella que desestimara la importancia del medio externo en la construcción del pleno desarrollo humano.
Al entender al ser humano como conciencia activa, concebimos el aprendizaje cómo una construcción que acontece en el mundo interno del individuo y quedesde ahí se plasma hacia el mundo y en consecuencia ese mundo externo será de un modo u otro según como sea construido internamente; si en el interior hay temor, o resentimiento, eso se traducirá en una acción hacía el
medio que llevará ese sello, si lo que hay predominantemente es alegría o fe en la vida, la construcción externa estará tamizada de esas características.
Conel aprendizaje de algo nuevo ocurre algo parecido; la propia experiencia, lo que hay en memoria, las creencias, los arraigos culturales, etc. son elementos que van formando parte del paisaje interno (o mundo interno) y por tanto influyen decisivamente en el modo en que voy captando el paisaje externo y eso incluye obviamente también a “lo que se me enseña”.
En tal sentido es ingenua la pretensión de que el aprendizaje sería un acto de mera recepción de la información que se entrega desde el mundo externo; el aprendizaje como toda captación que hace la persona, es un acto complejo, muy activo e intencional, donde interactúan múltiples elementos y en donde el tamiz del mundo interno es decisivo en la construcción que finalmente conceptualizamos como “aprendizaje”.
Y en esa misma línea de pensamiento es que ya no es posible sostener la idea de una “objetividad” entendiendo por tal una idea de “verdad única” o de “realidad objetiva” de carácter unilateral; ocurre que hoy casi nadie defiende una concepción de ese tipo, pero si podemos identifica una inercia histórica que hace vigente en la educación numerosas prácticas que se
sostienen aún en la idea de “realidad objetiva”.
Y si revisamos en la historia y en la literatura educacional veremos que conceptos de orientación humanista fueron insinuados o parcialmente desarrollados en diferentes propuestas.
Por de pronto están las teorías de Piaget que en su momento fueron un significativo avance al profundizar en las etapas de desarrollo a partir de lo que ocurría en la estructura psicológica del
individuo y no simplemente desde las pre-definiciones sociales como pretendía la educación de aquella época; también es necesario destacar las teorías de Vigotsky quien, entre numerosos aportes, incorpora el concepto de internalización, fenómeno psíquico que se entiende como una verdadera autoformación que el individuo hace a partir de la apropiación de las interrelaciones sociales transformando los fenómenos sociales en fenómenos psicológicos y por ende el aprendizaje no es una simple copia o reflejo de la realidad externa, no es un mecanismo de recepción de experiencias del sujeto en su relación con la naturaleza y la sociedad, tampoco es una transformación mecánica de algo externo en interno, es un proceso activo del psiquismo, una
verdadera construcción interna inédita.
Tenemos a Paulo Freire y el enorme aporte que hace con el desarrollo profundo de lo que denomina el proceso de concientización entendiendo a esta como el proceso interno de la conciencia para integrar el conocimiento nuevo dando un sentido creador y transformador
al aprendizaje; también queremos citar los aportes de Maturana y Varela que desde el campo de la biología aportan conceptos como la autopoieses y la enacción que resaltan la capacidad de los organismos vivos superiores de construirse a si mismo; finalmente, desde el campo de las ciencias exactas (física y química) también se incorporan nociones y principios que rompen los
estrechos moldes de la ciencia convencional aportando tesis que buscan superar esos moldes, como por ejemplo los principios de incertidumbre y de indeterminación que aporta la física cuántica o los relevantes aportes de Prigogine con su teoría de las estructuras disipativas y los sistemas alejados del equilibrio que nos indica que el proceso de desarrollo y evolución de la vida
tiene múltiples caminos posibles y no un direccionamiento mecánico y lineal.
Estos aportes, así como muchos otros no mencionados por razones de tiempo, son innegables en su campo específico. Y desde ahí es donde cobra enorme relevancia la obra de Silo que, desde mi modesto punto de vista, es un extraordinario salto cualitativo que, incorporando muchos aportes valiosos de diferentes perspectivas, construye un nuevo sistema de pensamiento integrador, de carácter multicultural y de vocación universalista y por ende sus proyecciones en diversos campos son inconmensurables.
Pero referidos al particular interés de esta charla, creo que en el Nuevo Humanismo tenemos
una concepción del ser humano que le da dirección y sentido a la educación en momentos en que su finalidad se ha reducido a estrechos intereses económicos y de disciplinamiento social.
Para el Nuevo Humanismo la educación adquiere una altura y una dimensión del más alto valor humano; pasa a tener una finalidad en si misma y no queda subordinada simplemente a
una capacitación productiva o a una mera socialización adaptativa; la educación es el vehículo que permite al ser humano construir su paisaje interno y su paisaje externo.
Es despertar enormes capacidades que están en el equipamiento psicobiológico de toda persona y con ello abrir posibilidades transformadoras en dirección evolutiva, transformación en el medio (el mundo) pero también la transformación de si mismo y de la especie.
Dado el encuadre anterior, y ahora hablando en términos mas específicos y concretos podemos señalar que han venido en elaboración diversas propuestas educativas que emergen desde los fundamentos del NH. No son todas propuestas idénticas pero podemos reconocer en ellas la base
comentada anteriormente. Tratando de ser sintético voy a mencionar algunos conceptos que me parece hacen a lo medular de la concepción educativa del
Nuevo Humanismo:
1º- DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL DESARROLLO PERSONAL
El concepto de integralidad real y no solo declamativa. La educación debe asumir el desarrollo del ser humano en su rica complejidad y profundidad y no solo en un desarrollo intelectual que nos lleva a un ser humano bloqueado y limitado en sus posibilidades. Por ello los aspectos de la emocionalidad y la motricidad no puede ser vistos simplemente como suertes de “complementos” de la intelectualidad, sino como aspectos igualmente centrales y relevantes ya que el ser humano es una estructura psícobiológica y por ende debe desarrollar armónicamente todas sus dimensiones y centros de respuesta. Una síntesis de lo que decimos se puede expresar en los siguientes 3 conceptos:
- El ejercicio del pensar coherente, es decir el conocimiento no solo como la acumulación de información, sino como el desarrollo de la habilidad de establecer sistemas de relaciones que se van superando y complejizando de manera cuantitativa y cualitativa. Hablamos del contacto y reconocimiento con los propios registros del pensar y ello implica además el desarrollo de la capacidad de “observar” el acto de pensar como una capacidad habilitante para la reversibilidad y flexibilidad mental, asunto indispensable en un mundo cambiante y
dinámico como será el del futuro
- El desarrollo de la emocionalidad. Comprendemos por tal, la habilitación de la capacidad de desenvolvimiento emotivo superando la separatividad y bloqueo a la que induce la educación tradicional.
Personas que identifican, manejan, controlan y expresan sus emociones son personas mas inteligentes y una educación verdaderamente integral debe dar un espacio central al desarrollo de este crucial aspecto de lo humano.
- El desarrollo de la corporalidad. Este es un aspecto que ha sido escasamente valorizado, salvo en lo que hace al desarrollo de las capacidades físicas y deportivas. Pero nosotros hablamos de un
concepto que va más allá de ello y que dice relación con la necesidad de perfeccionar el desarrollo de la armonía en el manejo del cuerpo apartir de entender a este como “prótesis de la intención” y por endeherramienta clave en la expresión de lo humano en el mundo.
Por ello la educación debe ser factor de armonización e integración del cuerpo a la mente y al espíritu. Ello habla de ritmo, armonía, manejo corporal, salud integral, etc.
2º-DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL DESARROLLO SOCIAL
Una educación que contribuya a la transformación de las personas y de la
sociedad, por tanto no conservadora ni reproductora del orden existente.
Para el Nuevo Humanismo la capacidad esencial de lo humano es la capacidad de
transformarse a si mismo y transformar su medio por tanto todo intento de detener el tiempo o la historia es retardatario e involutivo.
Esto implica asumir el desafío de procurar que la educación ayude a preparar a las nuevas
generaciones para una sociedad que aún no existe ya que son precisamente ellos los llamados a motorizar la dialéctica generacional que mueve la historia.
De lo anterior se desprende que nuestra imagen de la Escuela y del rol docentees muy diferente a lo que existe hoy. Las limitaciones de tiempo no permiten ampliar este tema hoy, pero dejo al menos la mención de que en este aspecto hay mucho por desarrollar en una línea muy diferente a la que conocemos de la educación tradicional.
Para finalizar quisiera aventurar una proyección de la educación en los agitados tiempos que se nos avecinan.
Para el NH el ser humano vive hoy un momento histórico crucial. Por un lado están los peligros de un orden mundial alterado y violento; por otro una nueva sensibilidad que tímidamente va
aflorando y busca abrirse paso. Esta nueva sensibilidad es la avanzada de un próximo paso evolutivo de la especie y una de sus expresiones principales podría ser el rechazo visceral a la violencia y digo rechazo visceral como un estadio mas avanzado al actual rechazo intelectual y emocional que se expresa en las capas mas progresistas de la sociedad; el rechazo visceral a la violencia sería la expresión de un nuevo ser humano y las proyecciones evolutivas de tal condición son insospechadas.
Llegar al rechazo visceral de la violencia implica una profunda transformación mental y de toda su estructura psicobiológica. Es un cambio al que se podría llegar por lenta evolución biológica y ambiental, en unos cuantos centenares de años o tal vez milenios, o bien producirse como en
otros momentos un salto evolutivo que “arrebate” ese avance a la naturaleza y se produzca la transformación de manera acelerada y fuera de los lentos ritmos naturales ¿podrá la educación contribuir en el intento por generar ese salto que nos permita ese enorme paso evolutivo?
Dejo lanzada la pregunta y aprovecho de agradecer vuestra atención y
paciencia