hacia la superación del dolor y del sufrimiento
¿Qué cosa hay más importante que superar el dolor y el sufrimiento en los demás y en uno mismo? Hacer progresar la ciencia y el conocimiento es un valor si va en la dirección de la vida.
La ciencia está llamada a servir al ser humano, a su desarrollo, a la armonía entre él y la naturaleza. Por desgracia, hasta ahora muchos conocimientos científicos se utilizan más para la destrucción que para la creación. Las altas tecnologías se concentran en el complejo militar-industrial; las ciencias sociales, son aprovechadas para manipular la conciencia social y la conducta de las masas.
Toda la cultura, educación, socialización de la personalidad y progreso social, dependen del nivel del desarrollo de la ciencia y a la larga de su orientación humanista o antihumanista.
I – Sustrato científico
Obviamente, la ciencia es histórica y progresa en consonancia con el proceso social. Es sabido que la ciencia de una época es rectificada o contradicha por los nuevos conocimientos. Por esto no se puede hablar con rigor de una ciencia definitiva como si estuviera asentada para siempre en sus grandes principios y en sus conclusiones. En este sentido, es más prudente hablar del “estado actual de las ciencias”.[1]
El humanismo Universalista no establece jerarquías dentro de las ciencias Matemáticas,
Artes y tecnología están estructuralmente ligados a las ciencias, cumpliendo funciones distintas:
· Las ciencias cumplen con la función de acumular, clarificar y desarrollar el saber, buscando la demostración de la “verdad”
· Las artes, con la función de interpretar y transmitir socialmente intuiciones emotivas de la “realidad”.
· Finalmente, los oficios, cumplen con la función de ordenar, depurar y perfeccionar técnicas, en ocasiones relacionadas con las ciencias y a veces con las artes.
Nos interesa hoy destacar lo que llamamos "sustrato científico". No se lo ha tenido en cuenta por ser la base sobre la que se montan las ciencias de una época. El sustrato es el aparato de presupuestos epocales o culturales. El sustrato jamás es advertido y sin embargo, es el trasfondo sobre el que se monta toda "imagen científica del mundo".
En este tema, sorprende cómo muchos “científicos” han podido apropiarse de explicaciones de cosas, sin necesidad de aclarar cómo es que se configura la representación del mundo en general y la imagen del mundo científico en particular. Lo cual sin embargo es un condicionante del desarrollo de las ideas.
Todo estudio se realiza desde un “paisaje” y eso es aplicable a toda visión del mundo, por cuanto permite destacar la mirada de quien observa al mundo. Se trata, pues, de un concepto necesario para
Si bien la mirada del observador, en este caso la mirada del científico, se modifica al ponerse frente a un nuevo objeto, el paisaje con que aquél cuenta contribuye a direccionar su mirada. No aporta gran cosa al conocimiento, seguir sosteniendo que el observador para hacer ciencia debe ser pasivo.
De hecho, con la aparición de la mecánica quántica, se asiste a una transformación radical del significado de las leyes físicas que dejan de ser deterministas para pasar a ser probabilistas. Como bien desarrollan el tema, el profesor Pietro Chistolini & el profesor Salvatore Puledda en sus estudios sobre el principio antrópico, el observador, o sea la conciencia humana, adquiere una función activa con respecto al fenómeno que observa, es más, una función que será decisiva para la existencia misma del fenómeno. [2]
El matemático De Finetti, por ejemplo, afirma: "No tiene sentido hablar de la probabilidad de un evento sino solo en relación al conjunto de conocimientos de los que dispone una persona”. [3]
Tan necesario es el concepto de “paisaje” que aparece como obvio en las declaraciones de los físicos contemporáneos. Así, Schrödinger, nos dice: “¿Qué es la materia? ¿Cómo es nuestro esquema mental de la materia? La primera pregunta es ridícula. ¿Cómo vamos a decir qué es la materia si se trata de fenómenos observables una sola vez ? La segunda trasluce ya un cambio radical de actitud: la materia es una imagen de nuestra mente[4]." (fin de cita)
Wheeler afirma que la enseñanza más significativa de la mecánica quántica es que la realidad se define en base a las preguntas que nos hacemos.
El sustrato científico esta constituido entonces por “creencias”. Desde luego, cuando hablamos de “creencias” nos estamos refiriendo a esas suertes de formulaciones antepredicativas de Husserl que son usadas tanto en la vida cotidiana como en Ciencia. Por tanto, es indiferente que una creencia tenga raíz mítica o científica ya que en todos los casos se trata de antepredicativos implantados antes de cualquier juicio racional.[5]
Por otra parte, importa mucho la noción de proceso y estructura, que nos aleja de simples estudios o análisis formales y permite interpretar los hechos actuando en dinámica global y estructural.
Estos asuntos, pese a su importancia, no serán desarrollados aquí.
Lo que quisimos destacar aquí, es que la centralidad del observador, es decir, de la conciencia humana y del acto intencional de la observación, parece ser una constante que esta surgiendo en varios campos de las ciencias físicas, y no hay porque no ampliarse hacia todas otras ciencias.
II Desfasajes en la superación del dolor y del sufrimiento
Estoy sumergido entonces –provisoriamente- en este mundo de lo perceptual, de lo inmediato, en un mundo donde se supone que la ciencia y la organización social tomen una dirección que termine en el mejoramiento de la vida humana.
Pero ¿cómo es que el dolor va superándose con el avance de la sociedad y la ciencia y el sufrimiento no se supera paralelamente?
No todos los que estudian (cualquier sea el objeto de sus estudios), estudian su propia existencia. No hay una ciencia que estudie la propia existencia.
Nosotros nos interesamos, justamente, por la situación de la existencia humana, y por ello no es competencia nuestra las discusiones que pueda tener la ciencia. Sin embargo observamos que la ciencia tiene serias dificultades para definir lo que pasa en la existencia.
Hay alguna gente que sostiene que el ser humano no ha avanzado para nada. Es obvio que el ser humano ha avanzado en su conquista científica, en su conquista de la naturaleza, en su desarrollo. Pero probablemente que en materia de sufrimiento, una persona de hace cinco mil años y una persona actual, registran y sufren las mismas decepciones, temores, y resentimientos como si para ellos no hubiera existido historia. Tal vez porque el Ser humano haya avanzado lo suficiente, hoy se esté haciendo este tipo de preguntas.
La medicina corrobora y el progreso social demuestra que el dolor físico puede ser superado. Pero no hay ciencia, ni organización social que puedan hacer superar el sufrimiento mental.
¿Dónde entonces hallaremos en la época actual la solución para hacer retroceder el sufrimiento que da la frustración, el resentimiento, el temor a la muerte, y el temor en general?
Silo afirma: “Es un esfuerzo que tiene que hacer el ser humano para entrar en otras regiones de la mente[6]…”. Regiones donde se aclara el sentido de la vida, que da una dirección a futuro, que da coherencia a la vida, que permite encuadre a sus actividades y que la justifica plenamente. A la luz del sentido, el sufrimiento y aún el dolor en su componente mental, retroceden.
¿Será entonces que la razón y la fe se oponen?
Silo en “humanizar la tierra” dice:
Si la razón debe estar en función de la vida, que sirva para hacernos saltar sobre la muerte. Que la razón, entonces, elabore un sentido exento de toda frustración, de todo accidente, de todo agotamiento.
Por ello quiero a los santos que no temen sino que verdaderamente aman. Quiero a los que con su ciencia y su razón vencen a diario el dolor y el sufrimiento. Y, en verdad, no veo diferencia entre el santo y el que alienta la vida con su ciencia. [7]
Y en el capitulo siguiente
Si se afirma que la fe y la ciencia se oponen, replicaré que he de aceptar la ciencia en tanto no se oponga a la vida.
Nada impide que la fe y la ciencia, si tienen la misma dirección, produzcan el avance auxiliando el entusiasmo al sostenido esfuerzo.
Y quien quiera humanizar, que ayude a levantar los ánimos señalando la posibilidad futura. ¿Sirve acaso a la vida la derrota anticipada del escéptico? ¿Podría la ciencia haberse sostenido sin la fe?
He aquí un tipo de fe que va contra la vida, esta fe que afirma: “¡la ciencia destruirá a nuestro mundo!”. Cuánto mejor será poner fe en humanizar la ciencia cada día y actuar para que triunfe la dirección con la que fue dotada ya desde su nacimiento.[8]
III Ética necesaria
La ciencia desde siempre surgió como respuesta a
En los momentos y lugares donde, por amor al conocimiento, tolerancia y amplitud de miras, se hace posible el intercambio entre culturas y gentes, el saber tiene un enorme impulso, que se expande en la distancia y en el tiempo, surgiendo con ello la posibilidad de evolución del Ser Humano.[10]
Seria esto una ética de la ciencia? Obrar exclusivamente para la evolución del Ser Humano mas allá de su propia época?
Por otra parte, algunos pueblos siempre tuvieron consciencia de otras realidades y una “ciencia” particular les permitía reconocer y descifrar los signos de lo sagrado.
El Dr. Hoffman hace constar, cuando estableció el paralelo entre la estructura molecular del LSD y unos hongos usados por los chamanes, que el mundo del siglo XX no está listo mentalmente, económicamente, socialmente, a la aplicación de sus descubrimientos en búsquedas sostenidas sobre la conciencia humana, investigando estas “otras realidades”.
Los estudios realizados por Mircea Eliade[11] demuestran como la desacralización del mundo de hoy ha llevado la mente humana a no estar preparada para la experiencia de otras realidades. Es más, ¿qué se podría investigar en esa dirección sin un propósito claro? Parece también que no se puede ir hacia esas zonas de la mente desde un sustrato prehistórico del tipo dominante-dominado.
Lo que nos hace volver a la necesidad de una ética de alto valor humanista que quizás comportaría el derrumbe de todo el sistema político y económico actual.
Conclusión
Los antepasados humanos, gracias a la primera “ciencia” del fuego cambiaron totalmente sus condiciones de vida; dando lugar, con la energía libre ganada, a las primeras agrupaciones humanas y con ello al despliegue de nuevos sentimientos y registros, ampliándose notablemente su centro emotivo. Mas adelante, con los primeros centros urbanos, se desarrollaron la transformación de la materia, la escritura, etc. y continuó la proyección exterior de las búsquedas internas, ampliándose el centro intelectual… Hoy nos toca manejar otro fuego para ganar nuevamente energía libre e investigar de manera resuelta en el paisaje interno.
Contribuyendo intencionalmente a la creación de
Desde luego, si se admite la posibilidad de una sociedad que no tenga temor a la muerte, dotándola de sentido y acercándola como una apertura luminosa, la concepción integral de nuestro universo y del ser humano en él incluido deberia ser revisada, lo cual provocaría un profundo cambio en las ciencias, las artes y, en definitiva, en toda actividad humana.
Por eso concluiremos con Silo:
“Así, hoy vuela hacia las estrellas el héroe de esta edad. Vuela a través de regiones antes ignoradas. Vuela hacia afuera de su mundo y, sin saberlo, va impulsado hasta el interno y luminoso centro.”[12]
[1] Diccionario del Nuevo Humanismo.
[2] Salvatore Puledda & Pietro Chistolini, Un compromiso ético para los científicos, en Un humanista contemporáneo, Virtual Ediciones, Santiago de Chile, 2002.
[3] Ibid, El principio Antropico y el surgimiento de la centralidad del observador en algunos de los recientes desarrollos de las ciencias físicas.
[4] E. Shrödinger, Ciencia y Humanismo, pp. 21 et 22, Tusquets, Barcelone 1985, Buenos Aires 2002.
[5] Silo, Contribuciones al pensamiento, Discusiones historiologicas, Obras completa, Volumen I, Plaza y Valdes, Mexico, 2002.
[6] Silo, La Experiencia, Punta de Vacas, mayo 2008.
[7] Ibid, Humanizar la Tierra, Los sentidos provisorios, cap XIII del Paisaje Interno.
[8] Ibid, La Fe, cap XIV del Paisaje Interno.
[9] La aparición del conocimiento en la corte de Rodolfo II, & Federico II, un puente entre Oriente y Occidente, Serie documental Faros de la Humanidad, Fundación Pangea, 2005 & 2007
[10] Ibid, Toledo-Alexandria, 2004.
[11] Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, versión en francés, Editions Gallimard, Paris, 1965.
[12] El Mensaje de Silo, Cap XXX, La Realidad Interior, Editorial EDAF, Madrid, 2008.
Compromiso Ético. Simposio Internacional en Punta de Vacas, 2008.
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