Luego de recorrer 200 mil kilómetros, el equipo internacional de la Marcha Mundial llegó el, 2 de enero, al Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, en Argentina. Cerca de 20 mil personas escucharon a los representantes de la Marcha Mundial de Chile, Argentina, India, Italia, Filipinas, España e Inglaterra que recorrieron el globo pidiendo por el desarme nuclear.
El destino final de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia fue el Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, un paraje cordillerano en la frontera entre Argentina y Chile, allí se realizó hoy 2 de enero un acto multicultural y diverso con 20 mil asistentes de países de los cinco continentes.
Esta primera Marcha Mundial ha sido “la mayor manifestación sobre la Paz y la No Violencia de la historia y la primera a escala planetaria”, expresaron sus organizadores. En el evento hablaron los activistas que recorrieron el mundo difundiendo los postulados de la campaña. A las 18:00 h. comenzó su testimonio Rafael De la Rubia: “Esta marcha es un efecto demostración, adelanto de otras grandes acciones transformadoras de la humanidad”, dijo el portavoz internacional de esta iniciativa, en su discurso de cierre en el Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, el mismo lugar donde fue anunciada en noviembre de 2008, en el Simposio del Centro Mundial de Estudios Humanistas.
En la marcha han participado cientos de miles de personas, más de tres mil organizaciones y un grupo de casi 100 marchantes, integrantes de distintos equipos base que realizaron distintos recorridos: intercontinental, Medio Oriente y Balcanes y África suroriental. En su trayecto pasó por más de 400 ciudades, 90 países y se han recorrido cerca de 200 mil kilómetros durante 93 días.
En su recorrido por los distintos países, han sido recibidos por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, por Premios Nóbel, presidentes de gobiernos, parlamentos y cientos de alcaldes. Pero el recibimiento también ha sido popular; Dos casos ilustrativos fueron los casi 80 mil jóvenes que recibieron al Equipo Base Intercontinental en un concierto de música en Chile y 12 mil escolares en Filipinas, entre tantas otros eventos masivos.
Respecto al día a día de los marchantes, los alojamientos han sido algunos confortables, otros bastante austeros: monasterios budistas, casas improvisadas, hasta en un refugio antiatómico han dormido los marchantes. Han tenido amenazas de tsunami, terremotos, tifones y marchado con temperaturas de 40 grados y a bajo cero.
En el recorrido, se han encontrado con gentes sin casa por tifones en Filipinas, hibakushas sobrevivientes de la bomba de Hiroshima, millones de familias rotas por guerras en Corea o Palestina. Han visitado numerosos monumentos a los millones de muertos en guerras de Europa y Asia, lugares donde se practicó la tortura, fronteras conflictivas entre India y Pakistán, Israel y Palestina, los Balcanes, en Tijuana, la frontera de Estados Unidos y Méjico. Han visto niños trabajando en Asia, África y América; mujeres maltratadas por todo el mundo. “En el recorrido nos ha pasado de todo, momentos de gran sentido, donde convergían las demandas del pasado con las aspiraciones del futuro. Momentos de una conexión con la gente que permitía comunicarnos sobrepasando idiomas, culturas, razas y creencias”, expresó De la Rubia en el acto final, que también es coordinador de la asociación Mundo Sin Guerras, convocante de la marcha.
Gemma Suzara de Filipina en el acto contó su experiencia con la Marcha: “la recordaré el resto de mi vida... el mega símbolo de la paz con miles de escolares en Filipinas me llevó a pensar que si realmente trabajamos como un solo cuerpo y creemos en nosotros mismos, podemos superar cualquier límite”.
La hindú Bhairavi Sagar, que ha recorrido India, Europa, África y las Américas, explicó en su discurso “nací en el país del padre de la No-Violencia –Mahatma Gandhi– un hombre que dedicó su vida para que nuestro país alcanzara la libertad y gracias a quien yo hoy estoy parada aquí, como un ser humano libre sin cadenas. Ahora, ha llegado mi turno de dar a las generaciones futuras, de aportar mi parte para dejar un mundo donde se pueda vivir con dignidad y felicidad”.
Tony Robinson, inglés, que recorrió 30 países, contaba en un tono más íntimo “En Japón nos encontramos con Hibakusha, los sobrevivientes a la bomba atómica. Una de las cuales nos dijo, '¡Gracias, gracias. Esto es tan importante!' Yo traducía estas palabras mientras intentaba no llorar debido a sentimientos de tanta empatía por el terrible sufrimiento que esta mujer había vivido y al sentirme no merecedor de sus agradecimientos”.
Las palabras siguieron y Giorgio Schultze, portavoz de la Marcha para Europa y participante de los equipos de Medio Oriente y los Balcanes, decía: “Pasamos por el muro de Israel en Palestina y, ahora, más de 200 lideres sociales, ex-combatientes de Al Fath, nos piden formar un ejercito no-violento que pueda comunicar y abrir las puertas a la reconciliación y empezar una nueva historia de convivencia pacifica entre palestinos y judíos”. Finalizó el acto con las palabras de Tomás Hirsch vocero de la Marcha Mundial en Latinoamérica refiriéndose sobretodo al futuro del Movimiento Humanista, organización que impulso la Marcha Mundial. Pressenza publicará en la sección “opinión” el discurso completo de Hirsch.
Pasadas las 19.30, cuando ya bajaba el sol sobre las montañas de la cordillera de los Andes, el acto finalizó con el saludo de “paz, fuerza y alegría” de todos los asistentes.
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