Nosotros definimos al sistema como la organización social vigente, producto de la inercia histórica más la manifestación externa de la interioridad epocal; organización que genera una mentalidad, una sensibilidad y una acción o inacción específicas.
Para nosotros, es importante no confundir al sistema con las personas, aunque entre ellas hay quienes lo sostienen y defienden, en algunos casos por conveniencia individual y en otros por ver disminuida su capacidad de elección.
Si alguien valora lo mejor del ser humano y detesta la explotación, la violencia, la externalidad, la estupidez y el cinismo, sin duda comparte nuestra sensibilidad y sólo desde ese espíritu humanista se pueden intentar construir con solidez nuevas realidades.
Así, la rebelión es algo que se experimenta y es aspirable que se exprese y canalice en acciones concretas, influyendo y construyendo junto a otros en una dirección opuesta a la del sistema imperante.
Para nosotros, es importante impulsar y animar la rebelión y volcar esa experiencia en el crecimiento del Humanismo. Muchas veces es importante hacer ver reiteradamente a otros lo que el sistema genera, porque el acostumbramiento y la anestesia confunden y llevan a hacer sentir como inevitables, situaciones que desde una perspectiva humanista jamás pueden ser aceptadas resignadamente.
Los Humanistas potenciamos la rebelión frente al sistema.
"Temas de la Construcción Humanista" Jano Arrechea.
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