La nueva sensibilidad, no confronta, en todo caso, omite. Ejemplo de ésto lo tenemos en la relación actual de los padres con sus hijos. No existe ese protagonismo corto que lleva a la confrontación. Los hijos dicen que si y después hacen lo que quieren. Hay aquí una suerte de intencionalidad.
La nueva sensibilidad de la que hablamos, no hay que buscarla, está.
La sensibilidad de los nuestros se manifiesta en esa forma de comunicación un poco rara, como de contacto de antenas y miradas como caricias a distancia.
Recuerden el acto del 6 de enero en Chile. Si hubiéramos metido un líder, hubiera hecho un desastre, hubiera sido como meter impúdicamente un elemento del sistema.
¿A qué se iba? Se iba a nada, a estar con los nuestros, a tomar un cafecito... Hay que encajar el rol adecuado con el motivo. ¿A qué vinimos? ¿A jugar a las conferencias? Ok. ¿A jugar a las visitas? Ok.
Además, si en estos eventos, se sigue el desplazamiento que realiza cada uno, como si pintáramos con un color distinto cada recorrido, es como si entre todos dibujaran un tejido.
Los nuestros son muy delicados, afectuosos y no hay que avasallarlos. No están con prevenciones, con dobleces, con el cuchillo bajo el poncho. Hay que ponerse blandito con los nuestros y hacer esa cosa mercurial que hacen ellos.
Esto pasa en todos lados, más allá de las culturas de origen, el nuestro es un pueblo síquico.
Esto se puede hacer con diez o con cien mil.
Sería muy interesante si algunos miles nos encontráramos en un estadio, como Boca por ejemplo, en una reunión de amigos para hacer esta gracia. Desde afuera, no se entiende, pero...
El sistema va derechito hacia la nada. Hay como un gran embudo de nihilismo que se va tragando todo. Esto es la nada avanzando.
Lo único que va a establecer lazos entre las personas somos nosotros. Y no hay forma de trasladar lo nuestro a la cómpany. Ellos no podrán usar nuestro producto porque es contrario a su manejo.
En este momento hay mucha más gente que nos observa, que la que nosotros vemos. La mesa está servida,... Como los gorditos en los cumpleaños que se llenan los bolsillos con todo y salen corriendo.
Para nuestro desarrollo necesitamos capacitación instrumental, no tanto doctrinaria, aunque por supuesto también va. Damos por supuesto que el otro sabe hacerlo, y no es así.
Las cosas se arman primero en la cabeza.
Algún día se darán cuenta los nuestros que todo es mental.
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