11 de noviembre de 2010

Predisponerse. La Razón. Comentarios de Silo

Mendoza. 12-8-77

Querido Isa:

Recibí tu carta del 23-6. Eso que comentabas sobre el “predisponerse”, me parece verdadero. Desde luego que hay mejores o peores formas de hacerlo y una de las mejores, me parece, es la de utilizar determinadas “operaciones” rituales, siempre que ellas estén grabadas a una situación o a un determinado “clima”. Pero sobre este punto y sobre lo ceremonial en general, hablaremos en otro momento ya que es tema largo y arduo.

En fin, vamos al tema que interesa.

Si quieres ser inmortal, puedes serlo. Así de fácil. Casi como tomar un taxi en la esquina. Pero a fin de hacer las cosas con cierta prolijidad, es bueno tomar al aparato razonador y no frenarlo, disminuirlo, oscurecerlo..., no, sino todo lo contrario. Tomar al presuntuoso y estúpido aparato razonador y llevarlo a sus límites, poner en evidencia su pequeñez y por último, estrellarlo contra su propia nada. Esto hay que aprenderlo muy bien y no dejarse ganar por la fatiga. No hay que detener a la razón, sino ampliarla y llevarla hasta sus propios límites... hasta que se dé por vencida. Luego sacarle fotografías, publicarlas en los diarios de mayor tiraje y gritar bien fuerte (para que luego no quepa duda alguna): “vengan a ver a la diosa Razón, miren qué maravilla, observen qué bien funcionan sus transistores”.

No hay que ponerle impedimentos al aparato razonador...

Un reformador religioso, en su momento explicó el “peca fuerte”, dando a entender que luego el arrepentimiento sería mayor y aumentarían las posibilidades de salvación. Es claro, el muchacho era un poco exagerado porque el concepto de pecado podía llevarlo al suicidio por ejemplo, o bien a otro tipo de operaciones limitativas para el propio desarrollo. Pero, en cambio, aplicando el “peca fuerte” a cosas menores e inocentes, por ejemplo al ejercicio de la razón, la cosa mejora mucho.

No puedes trascender el pensar mecánico, sino has comprobado en su ejercicio sus verdaderos límites. Desde luego que eso no se pide a quienes no saben siquiera dónde están parados. Eso se pide a quien está haciendo un “trabajo” consigo mismo.

El aparato racional, es una gran maravilla, pero él no es la mente. La mente es más (en cuanto cantidad) y es otra cosa (en cuanto calidad).

En fin, un caso. Describa sicológicamente, racionalmente, el sentimiento religioso. ¿Ya lo ha hecho usted realmente? ¿Ha llevado la descripción hasta sus límites posibles? ¿O es que usted confunde una sensación gástrica con la ausencia de Dios? Bien, si usted sabe de qué estamos hablando, entonces ya ha hecho su Katarsis, su purificación. De otro modo, usted es un racionalista incompleto. Usted no es un “iniciado” sino una persona mal informada, pronta a ser sacudida en su fé, cuando alguien le diga por ejemplo, que las enzimas existen y que el trabajo subcortical corresponde al primitivismo mágico y explica el surgimiento de las religiones. No, a nosotros no con esas historias, porque las conocemos muy bien. Nosotros no estamos más acá de la razón. Nosotros estamos más allá de la razón. Es más, la hemos llevado a límites que habrían hecho perder pié a un racionalista. Ese es el punto.

No agitarse, ni preocuparse. Todo está muy bien y la razón será entonces una amiga y no una vedette.

Ya se hablará de lo que haya que hablar. Si digo por ejemplo, “el espíritu del ser humano es inmortal”, digo algo verdadero pero no será igual para un ignorante que para quien encuentra los límites de su aparato racional trabajando en una Escuela de sabiduría.

De manera que ya se hablará sobre todo esto. Entre tanto, cuanto más estudio, clarificación racional y trabajo sobre sí mismo, mucho mejor.

Por lo demás, acá en Mendoza el tiempo está muy bueno aunque algo húmedo. Hubo fuertes heladas pero podríamos decir que ha sido un invierno normal, con mucho agua posible para el verano, ya que ha nevado en forma, etc., etc.

Recibe un gran abrazo.

Negro.


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