En el mes de enero de 1969, Silo fue detenido en las proximidades del Aconcagua. Posteriormente se le obligó a abandonar su lugar de meditación. En aquel entonces, llegó a las costas del Pacífico y allí respondió a unos pocos estaban inquietos por preguntarle.
“Aprende bien lo que voy a decirte: no hay hombres buenos ni hombres malos. Donde no hay libertad no hay bien ni mal, todo sucede a pesar del hombre. Entiende que no eres libre ni en el momento de tu nacimiento, ni cuando amas, ni en el momento de tu muerte. Me has dicho que conociste a alguien que eligió su muerte y yo te digo que su enfermedad eligió por él.
Aquí tienes a uno fuerte como roca en quien admiras su poder y su trabajo y este otro enviciado y enfermo y pobre se ha llegado hasta aquí. ¡Este es mi hermano en quien reconozco la necesidad antes que el deseo
Cumple con tus necesidades pero mata al deseo.
Si las grandes religiones hoy enseñan de manera distinta, aléjate de ellas que no están aquí para ayudarte sino para encadenar tu conciencia.
Así pues, tú que eres sacerdote de una iglesia y te has llegado hasta mí a preguntarme, te respondo: si no reconoces tu fracaso como hombre de fe y si tu iglesia no reparte todos sus bienes entre estos pobres, ¡tú eres un farsante que explota al pueblo en nombre de Dios!
Yo no digo al pueblo que abandone tu iglesia, a ti te digo que lo hagas, para que tu ejemplo que revela un fracaso y un escándalo, sea testimonio de la Verdad.
Cumple con tus necesidades y lucha por la necesidad de tu hermano, pero mata al deseo.
Mira en tu conciencia y descubrirás que el deseo es el origen de la violencia, de los vicios y de la miseria en el mundo. Cuando hayas hecho esto, búscame.
Y a este otro que ha venido con hipocresía a preguntar, que deje el Estado para los hombres de Estado y la religión a los místicos. Así pues conmigo, equivocó el camino”.
21 de Enero de 1969
Nota: Esta breve arenga fue dada a orillas del mar, en la localidad de Quintero, Chile.
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