22 de septiembre de 2010

A los Parques reconocidos por Silo al 31 de julio de 2010

Ana Luisa de Rodríguez

Attigliano, Italia; Banahaw, Filipinas; Carcaraña, Argentina, Casa Giorgi, Italia; Caucaia, Brasil ; Chaco, Argentina; Hudson Valley, Estados Unidos; Kandharoli, India ; La Belle Idée, Francia; La Reja, Argentina; Los Manantiales, Chile; La Unión, Colombia; Montecillo, Bolivia; Mikebuda, Hungría; Patagonia Norte, Argentina; Piribebuy, Paraguay; Punta de Vacas, Argentina; Toledo, España; Red Bluff, Estados Unidos; Wiesenburg, Alemania

Queridos Amigos:

Quisiera expresar mi agradecimiento por todo el apoyo y el acompañamiento recibidos en estos momentos.

Podría describir la experiencia de esta especial circunstancia como una suerte de transferencia que sigue un proceso, vivido como una extrema tensión en el instante de la muerte, y que gracias al cariño, a las distintas ceremonias, al largo recorrido en caravana hacia el crematorio, culmina en una profunda distensión, cuando son entregadas sus cenizas, al experimentar que la intensidad de la tensión se convierte en una gran alegría proyectada a todo lo que nos queda por hacer.

Seguramente algunos no necesitan de tanto ritual para superar el tremendo dolor, y simplemente tienen un registro claro de la trascendencia. No fue así en mi caso. Así pues, insisto en el agradecimiento a quienes me acompañaron.

Consecuentemente con mi forma de sentir, y para quienes les pueda servir de apoyo, quiero hacer llegar una pequeña parte de sus cenizas a cada Parque de manera que, quienes así lo deseen y en una pequeña ceremonia, tengan la posibilidad de procesar estas imágenes cuando y del modo que consideren más provechoso.

"¿Será entonces que toda aspiración, toda intención, toda afirmación y toda negación, tienen por centro tu estado de ánimo? Podrías replicar que aunque triste o alegre, un número es siempre el mismo y que el sol es el sol, aunque no exista el ser humano. Yo te diré que un número es distinto a sí mismo según tengas que dar o recibir, y que el sol ocupa más lugar en los seres humanos que en los cielos. El fulgor de una brizna encendida, o de una estrella, danza para tu ojo. Así, no hay luz sin ojo y si otro fuera el ojo distinto efecto tendría ese fulgor".

Desde la Paz que me han ayudado a encontrar, Fuerza y Alegría para todos.

Ana Luisa

Aprovecho para hacerles llegar un gran abrazo de Alejandro y Federico.

Mendoza, 21 de Septiembre, 2010.

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