14 de septiembre de 2010

Relato de una experiencia con lo profundo

Testimonio

En la tercera cuaterna, y haciendo una rutina, me vi a mí misma. Aparecí frente a mí, con una mirada calma, llena de amor y compasión. En ese momento y, después del impacto que me produjo, no supe cómo ir profundizando en esa experiencia, pero al día de hoy aún conservo la sensación que me produjo esa mirada. A partir de ese momento siempre hablo de “la otra Carmen”.

Unas semanas después, caminando por la calle, irrumpió el registro. Fue en la calle de nuestro local, cuando yo iba hacia él y miré a una mujer, de unos 30 años que iba en la dirección opuesta a la mía. Sentí cómo era “la otra Carmen” quien la miraba y sentí cómo era “la otra mujer” quien me miraba. El registro nítido de que nos habíamos encontrado me conmocionó, y también sé que la conmocionó a ella. Tanto fue así, que ella se iba a acercando hacia mí, al mismo tiempo que yo quería acercarme a ella, pero el registro duró unos instantes, y, frente al bloqueo de las dos, todo quedó en intercambiar una sonrisa y saludarnos con la mano en un adiós.

En esos momentos, tampoco supe cómo seguir avanzando sobre esa experiencia.

Pasó un tiempo y, hablando sobre esto con un Maestro, me dio una pista muy importante para mí y me dispuse a profundizar.

Comencé a trabajar con el pedido de que “la otra Carmen” irrumpiera en mi vida cotidiana con su mirada calma, llena de amor y compasión. Y, durante una semana, repetí el pedido, comenzando a sentir que iba ganando en atención.

A la semana siguiente de este Pedido, comencé a hacer la primera parte de la oración del corazón hasta que logré ubicar bien el registro de sentir el latido del corazón.

A la semana siguiente comencé a hacer la 2ª parte de la oración del corazón, internalizando más el registro y notaba cómo las palabras ya no me salían de la cabeza, sino que era el corazón quien las repetía. Hacía el pedido unas 60 veces cada día.

Durante estas semanas, de forma paralela, me dispuso a profundizar en la primera cuaterna y apareció en una de las rutinas el complemento. Me conmocionó tanto que sentí que, realmente, esa imagen que aparecía era el complemento. Así me dispuso a trabajar con él la rutina. Mientras el Complemento subía la sensación de la carga del Plexo productor por la parte de la columna yo subía por la parte delantera, así plexo a plexo hasta llegar a la cúspide. Una vez en la cúspide, mientras el Complemento queda y mira desde la Cúspide, yo miro desde el plexo productor.

Los registros variaban, así como las imágenes, pensamientos y recuerdos que me venían cuando el Complemento subía por detrás de la columna y yo por delante y sentía con más intensidad la energía. Cuando el Complemento se ponía en la cúspide, los pensamientos, imágenes y recuerdos eran puros, mientras que en el plexo productor eran más mundanos. Así decidí, junto al Complemento esto: Él subiría por la columna y se quedaría en la cúspide, mientras yo me quedaría en el plexo productor, para hacer la mandorla del paso 9.

Retomando lo dicho antes, con la oración del corazón, y después de 5 días continuos haciéndola, como un día más, me dispuse hacer la rutina. Llegando al paso 10, logré romper el límite de tolerancia y esperé con calma en ese espacio calmo que me aparecía. Después me dejé llevar por la sensación de la cenestesia hasta que caí a una posición, casi fetal, que me ayudaba a mirar para adentro, mientras sentía con gran profundidad la frase: “Aquello que se busca a sí mismo” “Aquellos cuya naturaleza es transformarse”…. Estas frases cada iban más y más adentro del corazón (de la parte del corazón, más y más adentro) hasta que aparecí en un espacio lleno de calma y supe con certeza que era un espacio profundo.

Sentí que mi cenestesia hablaba y decía: He llegado y ahora qué hago?.

La propia cenestesia, frente a esta pregunta dice: Pregunta lo que quieras.

Así hice dos preguntas que tenían relación con mi oración del corazón:

Pregunta: ¿Quién es la otra Carmen y qué función tiene?

Pregunta: ¿Qué soy yo y cuál es mi función?

Al acabar de preguntar sentí que las preguntas quedaban en ese espacio, pero que no iban a ser respondidas en ese momento. Entonces, tuve la certeza absoluta que al día siguiente serían respondidas en cualquier momento del día.

Después de esto, acabé la rutina agradeciendo, cené y fui a dormir pensando que debía estar atenta a la señal que, al día siguiente, me iba a indicar las respuestas de las preguntas.

Al día siguiente, a las 8,30 de la mañana, mientras esperaba mi turno para resolver una cosa personal, irrumpió la señal.

Frente a la pregunta ¿Quién es “la otra Carmen”?, la respuesta fue: Es el campo energético. Es el doble. Inmediatamente después, comenzaron a venir a mi cabeza algunas relaciones: El campo energético está en todos los seres vivos. En todas sus células. Cuando el óvulo y el esperma se juntan, aparece un nuevo ser vivo, con un nuevo campo energético. Ahí entendí que “la otra Carmen” es un nuevo campo energético.

Frente a la pregunta ¿Cuál es su función?. La respuesta fue: Su función es crear el espíritu.

Inmediatamente después de esta respuesta, me apareció la respuesta de la 2ª pregunta: ¿Quién soy yo y cuál es mi función?. Y la respuesta fue: Yo soy la materialización de ese campo energético y mi función es dejar que se exprese “la otra Carmen”. Sin esta materialización ella no puede expresarse en el mundo, por lo tanto debemos estar “unidas”.

Ahí me vino la sensación de que “esa Carmen” era un bebé, pero esto no terminaba de encajarme, porque cuando la descubrí en la experiencia que cuento al principio, era adulta, es decir, era como yo soy ahora.

Y, de nuevo, me vinieron relaciones, en esta ocasión fueron sensaciones relacionadas con mi nudo biográfico, que traduzco así: Cuando tuve conciencia de mi sufrimiento, “la otra Carmen”, se corrió a un lado y comencé a salir yo, creyéndome que yo era la otra. Ahí entendí qué era eso de la ilusión del yo.

También entendí que si “yo” no la dejo expresarse (ocupando “yo” todo el espacio”) ella no tiene la oportunidad de crear el espíritu, y que éste podría crearse, quizás, cuando la materialización desaparezca.

También entendí que “la otra Carmen”, muy de vez en cuando, ha ido irrumpiendo en mi vida, en momentos de crisis y búsquedas profundas. Así como entendí, que mi función es correrme y dejarla de nuevo el espacio para que se exprese.

Después de estas respuestas, sentí que mi vida cobraba un sentido diferente, sentí que mi vida ahora tenía sentido, era algo así como que sabía qué tengo que hacer a partir de ahora y también sentí una fuerte necesidad de comunicar esta experiencia a otros.

En síntesis, con esta experiencia he aprendido:

1.- Soy un campo energético que tiene la posibilidad de crear el espíritu

2.- El yo, es algo totalmente ilusorio

3.- “Yo”, únicamente soy la materialización de ese campo energético, que sirve como vehículo para que ”la otra Carmen” pueda expresarse en este mundo.

4.- He de ir aprendiendo a echarme a un lado, para dejar que ella pueda expresarse.

Amigos, esto que he experimentado, sé que tiene mucha más profundidad que esta síntesis que he podido hacer y también, otras interpretaciones diferentes a la mía.

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