18 de septiembre de 2010

El último adiós a Silo

mendoza
Con una emotiva ceremonia, familiares, amigos y seguidores de Mario Luís Rodriguez, despidieron los restos del fundador del Partido Humanista. La misma ceremonia se realizó en los 23 centros de meditacion que el movimiento tiene en los 5 continentes. Escenas conmovedoras, una sentida despedida y un discurso de tributo que buscó tener eco en la inmortalidad. Galería de imágenes con el último adiós al padre del humanismo.

Nacho Castro
nachocastro@diariouno.net.ar



Familiares, amigos y seguidores del fundador del movimiento humanista, Mario Luís Rodríguez, despidieron sus restos en la sede que el movimiento siloista tiene en Primitivo de la Reta y Don Bosco de Ciudad. Los 23 centros de reflexión que el movimiento tiene en los 5 continentes realizaron la misma ceremonia en simultáneo.
La hora elegida fue las 2 de la tarde, donde realizaron la ceremonia de bienestar y la ceremonia de muerte, según las creencias del movimiento. La ceremonia estuvo a cargo de José Caballero (España), representante del movimiento, quien viajó a Mendoza para reunirse con Silo y Silvia Amoedo, también referente del movimiento humanista.
Tal vez lo más notorio de la ceremonia, fue la alegría y emoción con la que sus seguidores despidieron a Silo.
Estas fueron las palabras con las que sus seres queridos despidieron al fundador del Movimiento Humanista en los 23 centros de reflexion ubiados en Argentina, Chile, Bolivia, Brasil, Colombia, Estados Unidos, México, Paraguay, Perú, Alemania, España, Francia, Hungria, Italia, Israel, India , Filipinas y Mosambique:
“La vida ha cesado en este cuerpo. Debemos hacer un esfuerzo para separar en nuestra mente la imagen de este cuerpo y la imagen de quien ahora recordamos. Este cuerpo no nos escucha. Este cuerpo no es quien nosotros recordamos.

Aquel que no siente la presencia de otra vida separada del cuerpo, considere que aunque la muerte haya paralizado al cuerpo, las acciones realizadas siguen actuando y su influencia no se detendrá jamás. Esta cadena de acciones desatadas en vida no puede ser detenida por la muerte. ¡Qué profunda es la meditación en torno a esta verdad, aunque no se comprenda totalmente la transformación de una acción en otra!

Y aquel que siente la presencia de otra vida separada, considere igualmente que la muerte sólo ha paralizado al cuerpo; que la mente una vez más se ha liberado triunfalmente y se abre paso hacia la Luz.
Sea cual fuere nuestro parecer, no lloremos los cuerpos. Meditemos más bien en la raíz de nuestras creencias y una suave y silenciosa alegría llegará hasta nosotros...

¡Paz en el corazón, luz en el entendimiento!

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