Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre Y le dijo: «No mueras, te amo tanto!» Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: «No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!» Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo. Le rodearon millones de individuos, Con un ruego común: «¡Quédate hermano!» Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo. Entonces, todos los hombres de la tierra Le rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado; incorporose lentamente, si Abrazó al primer hombre; echóse a andar. |
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