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El evento coincidió con dos importantes citas internacionales. En primer lugar, se reunió en Hiroshima la Comisión Internacional para la No-Proliferación y el Desarme Nuclear (ICNND, por sus siglas en inglés) para dar inicio a un encuentro de tres días, que constituye el último de una serie de cuatro encuentros cuyas sedes precedentes en el transcurso del año pasado fueron Sydney, Washington y Nueva Delhi. La ICNND fue establecida en 2008 por los gobiernos de Japón y Australia con el propósito de fortalecer los esfuerzos internacionales para la no-proliferación y el desarme nuclear, en el contexto de la Conferencia de Revisión del Tratado de No-Proliferación Nuclear, a realizarse en Mayo del año próximo en Nueva York. Durante el evento NO NUKES 2020, Gareth Evans, copresidente australiano de la ICNND, mostró su profunda satisfacción por estar nuevamente en Hiroshima, 45 años después de su primera visita a esta ciudad - en la cual la necesidad del desarme nuclear es tan evidente – al tiempo que expresó su conmoción por el mensaje de paz que emitían las luminarias. El segundo evento internacional que coincidió en Hiroshima fue la llegada de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia en el decimoquinto de los noventa y tres días que durará su recorrido alrededor del mundo, entre su inicio en Nueva Zelanda y su cierre en Argentina. En un gran estadio de béisbol, como parte de las actividades organizadas por NO NUKES 2020 y ante un público eminentemente juvenil, el presidente de Mundo sin Guerras y portavoz de la Marcha Mundial, Rafael de la Rubia, junto con los miembros del equipo internacional fueron presentados ante una entusiasmada multitud. Steve Leeper, copresidente de la Fundación de la Paz y la Cultura de Hiroshima, entregó a de la Rubia el Protocolo de Hiroshima y Nagasaki; un documento complementario al Tratado de No-Proliferación de Armas Nucleares promovido por la red de Alcaldes por la Paz y apoyado por autoridades locales y miembros de la sociedad civil de todo el mundo. La Marcha Mundial accedió a agregar este Protocolo a un creciente número de importantes documentos para la paz y el desarme nuclear que va recogiendo a su paso con el fin de publicitarlos y promover la adhesión en cada país que va atravesando. Finalmente, mientras se encendían las velas, el presidente de Mundo sin Guerras reafirmó a la multitud presente, entre la cual se hallaban también algunos “Hibakusha” (sobrevivientes de los bombardeos nucleares), que la Marcha Mundial «debe dejar claro al mundo que no se debe permitir que lo ocurrido aquí vuelva a suceder». |
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