En las últimas semanas hemos sido espectadores de un despliegue propagandístico que podría ser tildado como "Maquiavélico" (tomando la connotación peyorativa de este término). Estamos hablando del desprestigio que han intentado darle los medios masivos a la nueva ley de radiodifusión promovida desde la base social e impulsada por el gobierno argentino.
Ya en algunos titulares podemos advertir la manipulación, al llamarla "Ley K", letra con la que definen toda propuesta relacionada de algún modo con el oficialismo en una suerte de polarización de intereses. Siguiendo así y en una pulseada maniquea se van confrontando "buenos y malos". Un canal noticiario de gran audiencia expone el título "este canal puede desaparecer", en simultáneo una emisora radial de alcance nacional anuncia "ya no vas a poder escuchar esta emisora", recurriendo así a ardides que llegan al extremo de lo rebuscado y pueril. Son innumerables los ejemplos de tergiversación que se dan con el tema, pero no es pretensión de este artículo citarlos, sino más bien aclarar que estas afirmaciones y muchas otras corresponden al campo de la manipulación.
Ahora, nos cabe recordar aquella frase tan conocida que representa al maquiavelismo y nos permitimos agregarle un par de signos de interrogación, así estamos en condiciones de preguntarnos: "¿El fin justifica los medios?". Sin dudas la mala fe, el absolutismo y la mentira no tienen límites para los falseadores de la verdad. Ellos despliegan alevosamente una maquinaria de manipulación masiva y van formando "la opinión pública", siempre en pos de sus intereses y en detrimento de los nuestros.
Pero el tiempo se les acaba, la gente no es tonta, el ser humano de hoy está creciendo y quiere algo más del mundo. Los jóvenes (y me refiero a todos los jóvenes de espíritu, no solo a las franjas etarias menores) están en búsqueda, es una búsqueda muy interesante y muy ambiciosa, es la búsqueda de un sentido, de algo que supere la pequeña y chata realidad que nos quieren vender, es la trascendencia, es la liberación. Estamos hablando del nuevo ser humano que se está abriendo camino en un mundo regido por el "salvese quien pueda", un ser humano pleno que busca reconocer la intención y la libertad en otros, y que asume un compromiso de lucha no-violenta contra la discriminación y la violencia.
Esto ya empezó y tiene una fuerza imparable, es la fuerza del David enfrentandose al insolente Goliat, y seguirá creciendo en el interior de todos nosotros y de quienes nos rodean hasta llegar al último rincón de la tierra!
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