feb. 10 , 2009
Mientras en el Congreso se rechazan los proyectos en la materia, las estadísticas nos hablan de 200 mil mujeres abortando cada año. Esto se puede traducir en más de dos Estadios Nacionales llenos -que corresponde a más de un tercio del total de embarazos- en condiciones insalubres. Cifra que según estudios será exponencial al vedar métodos anticonceptivos en los consultorios como se hizo con la prohibición de la pastilla del día después por el dictamen del Tribunal Constitucional.
En el 2004, luego de diez años de discusión, se aprobó en Chile la ley de divorcio. Fue el último país de la cultura occidental en tenerla. Los órganos más conservadores de la sociedad acusaron a través de la prensa la inmoralidad de los chilenos. Inmorales por estar a favor de la libertad de elegir qué tipo de vida queremos llevar. Hoy nos encontramos en la encrucijada sobre otro tema valórico: el aborto terapéutico. No me cabe duda que enfrentaremos los mismos obstáculos para zanjar jurídicamente otro derecho básico relativo a la libertad de elección del ser humano.
En Chile existió desde 1931 hasta 1989 el aborto terapéutico. Hoy solamente la república de El Salvador y la de Chile comparten la prohibición total de esta práctica. Ya en 1991 la diputada humanista Laura Rodríguez planteó con claridad las propuestas a favor de los derechos reproductivos, del aborto terapéutico y de los derechos a la salud. Todos temas que afectan especialmente a los trabajadores y a los sectores más pobres de Chile. Generalmente son a las mujeres de estos sectores a las que sanciona la justicia ya que, las de las clínicas privadas están bajo secreto de confidencialidad y con todos los resguardos médicos, como debe ser.
Mientras en el Congreso se rechazan los proyectos en la materia, las estadísticas nos hablan de 200 mil mujeres abortando cada año. Esto se puede traducir en más de dos Estadios Nacionales llenos -que corresponde a más de un tercio del total de embarazos- en condiciones insalubres. Cifra que según estudios será exponencial al vedar métodos anticonceptivos en los consultorios como se hizo con la prohibición de la pastilla del día después por el dictamen del Tribunal Constitucional. Decisiones contradictorias de parte de las autoridades a cargo del tema, no se previene y después se castiga, sancionando con cárcel a mujeres que en la desesperación buscan cualquier método abortivo, poniendo en riesgo su vida.
No quiero que se produzcan abortos, nadie en sano juicio podría desear ver a una mujer sufrir física y psicológicamente esa situación tan complicada. Pero el aborto es una realidad que hay que enfrentar. Es muy importante una legislación que permita el aborto terapéutico y la despenalización de su ejercicio como ocurre en todos los países. Hay que darle la palabra a quien corresponde: la mujer. Y en especial, a la mujer que no tiene la posibilidad de pagar un anticonceptivo, a la que sufre una violación y queda embarazada, a la que es ultrajada por un familiar y también debe lidiar con una preñez, a la que padece el VIH y no quiere inocular una vida más, a la que sufre malformaciones congénitas que heredará el bebé. Y todas por supuesto, que gozan del más absoluto derecho a decidir sobre su cuerpo.
Este tema tabú, al igual como el divorcio, planteados ambos por la diputada humanista fueron rechazados muchas veces en el Congreso. La Ley de divorcio ganó la batalla, espero que ahora el tema del aborto sea discutido no sólo por quienes hacen las leyes, sino por toda la sociedad. No por callar los problemas dejan de ocurrir, son las mujeres jóvenes quienes tienen la palabra, sabemos que en algún momento se legislará ¿entonces para qué dilatar una decisión que de no tomarse pone en riesgo a miles de mujeres?
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